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UNAS VACACIONES INOLVIDABLES Y RECOMENDABLES.

El vehículo atravesaba la Cordillera de Los Andes, imponente, de una naturaleza casi indescriptible, una verdadera maravilla de la creación... frondosos bosques, caminos serpeantes, murallas de roca a un lado y del otro profundos precipicios que aunque soy muy buena en el volante, debo estar atenta al camino y sus vueltas. El paisaje es escandalosamente agradable, mágico, único. ¡Qué bello es mi Chile querido! Llegamos a Liucura, un pequeño lugar justo en el límite de Chile y Argentina viajando por el túnel "Las Raíces"; Es un espacio abierto, en medio del lugar una cancha de fútbol (obvio),del lado izquierdo un retén de carabineros y digo retén porque es pequeñito pero muy bien cuidado, al lado derecho dos o tres casas y la escuela en donde nosotros llegamos para hospedarnos. Un par de metros más allá, por el mismo lado, un pequeño almacén en donde luego nos daríamos cuenta que como a los del lugar nos sacaría de más de un apuro para comprar. Siguiendo por el mismo lado unos cien metros más allá, la última aduana Chilena.

La escuela es también la última escuelita del lugar, pero muy bién equipada. Entramos y revisamos cada espacio, las habitaciones tienen camarotes, cómodos y si queremos podemos agregar colchonetas para dormir "más blanditos", baños con ducha caliente y en la cocina todo lo necesario para preparar lo que se nos antoje, agua caliente también y grandes ventanales que todo nos dejan ver.

Los días han transcurrido plenos de felicidad, un joven campesino nos trae a diario pan amasado, recién horneado por su madre en horno de barro ¡un manjar que en la ciudad no se puede degustar! Somos dos familias, mis padres , mi hermana, mi hermano y yo; más la familia de un tío (que no es tío) con su esposa y dos hijos.

El lugar es fantástico, aire puro, amaneceres que cubren todo y atardeceres que parece que sólo pasando el cerro, allí tan cerca, si voy, podré encontrarme cara a cara con el sol, antes que él cierre por completo sus ojos a este lado del mundo abriéndolos en otra cordillera, otro cielo, donde no estaré yo.

Han pasado varios días, y mi padre nos despierta temprano invitándonos a salir todos juntos después de almorzar, las mujeres a un día de camping y los varones a pescar y cazar. Y así lo hicimos, cargamos los autos con lo necesario tanto de nosotras como para ellos, :un canasto con víveres, cómodos cojines y una frazada grande para en el suelo recostarse. Los hombres sus espineles y tarros, escopeta (conseguida en el lugar).

Nos dirigimos siguiendo la ruta hacia Argentina, nuevamente el paisaje nos cautiva...
¡Es incréible! ¿son sábanas blancas tendidas en plena cordillera? ¿tantas....? Y a medida que nos acercamos... nos damos cuenta que son una cantidad impresionaante de Chivos....¡Sí, c h i v o s ... ! En su mayoría blancos, todos tranquilos en perfecta paz... Un poco más allá, preciosas avutardas que con su vuelo y caminar a nosotros nos parecen cisnes del lugar. Y el espacio es abierto, por momentos parece que la tierra, cordillera y cielo se unieran... ¡Oh, es tan bello...! Y el silencio y la paz que se siente en lugar...

Llegamos a una pradera y los varones sacaron sus cosas de atrás del auto y se encaminaron, no sin antes decirnos que cualquier cosa debíamos tocar la bocina. Y se fueron...

Nosotras, tendidas en el suelo sobre la frazada, contemplamos el cielo que en su infinita majestad es de un color celeste casi transparente, no hay ningún otro color en él, no alcanza a haber ninguna otra nube que cambie la pureza jamás antes vista, tan limpio que me invita a dormitar soñando, soñando e imaginando que "él" podría estar acá conmigo en esto que parece paraíso... Pero es sólo un sueño... ni siquiera existe "él".

Pronto se comienzan a ver delicias sobre un mantel puesto en el prado, pancito de campo recién horneado, fruta, jugo natural preparado por mamá y un exquisito küchen que en la tarde anterior comprando los ingredientes en el almacén del lugar preparé, así como me gusta a mí, con frutas frescas, masa crujiente y crema pastelera, de esa que me enseñó mi abuela, receta alemana pues llevo en mi sangre un poco de esa tierra que mi bisabuelo enterito Alemán nos dejó de herencia. Y aquí estamos, muy relajadas y en amena conversa, un juego de naipes
en nuestra improvisada mesa.

De pronto a lo lejos hacia el norte, comenzamos a ver que el cielo se oscurece de manera desafiante... y poco a poco el sonido de truenos llega primero, luego a poca distancia los relámpagos... Pero están lejos, nos convencimos unas a otras, seguramente por la noche llegarán hasta nosotras.

A pocos metros se hacerca un lugareño a caballo, "buenos tardes" saluda cordial y todas como en coro respondemos igual. Enseguida mi madre le pregunta si pronto irá a llover y él mirando el reloj y el cielo hacia el lado norte donde ya todo es negro, responde : "Sí, en veinte minutos más tendremos agua por acá", e invita a su caballo a seguir caminando, agradecemos su respuesta y por si acaso tuviera razón... comenzamos a guardar todo en los autos mientras mi hermana daba bocinazos, alertando a los hombres que debían regresar. Veinte minutos, veinte minutos...

Y como reloj de arena, justo al caer el último granito, a los veinte minutos justito y ya con los hombres comenzando a conducir de vuelta en el camino, se desató la tormenta eléctrica jamás vista en mi vida, ni siquiera en la mejor de las películas... Y mi hermana y yo gritamos ¡Fascinadas! ¡Es que me encantan los truenos, me encantan los rayos! Y estos últimos atravezaban el cielo de lado a lado, de hermosos colores, todo el arcoiris presentado. ¡Una maravilla! Y para que decir el sonido de los truenos... Yo embobada totalmente no quería salir del auto, me estremecía con cada trueno y hasta el auto se movía... y en mi cara se reflejaban uno y mil colores los que en mis ojos brillaban... ¡Estoy maravillada! Sólo puedo decir, gracias Dios, gracias mi Dios, por esta naturaleza y darme los sentidos para poder contemplar y disfrutar, gracias, gracias... y una lágrima (o más de una) rodó por mi mejilla...¡Estoy feliz!

De pronto algo llamó mi atención y me quedo mirando... las señoras del lugar corrían buscando sus gallinas, los granizos eran tan grandes del tamaño de una pelota de ping-pong y caían con tanta fuerza que fácilmente podían matar lo que ellas cuidaban con tanto afán, sus aves. Por otro lado era impresionante ver como en la cancha del lugar sin detenerse a pesar que la lluvia era intensa, varones del lugar jugaban un partido de fútbol como si nada ocurriera en el lugar... ¡hombres! Pero bueno, seguramente están acostumbrados y no van a parar.

Entré corriendo a la escuela y todos se preocupaban de cerrar ventanas, puertas y demás... el ruido era increíble en todo el lugar. Después de un rato las mujeres preparamos las onces y para ello nada mejor en un día de lluvia que...¡sopaipillas! Así que manos a la obra y la masa preparar, amasar y estirar... ¡qué delicia al paladar! disfrutamos las onces todos contando chistes, cuentos y al rato entre nosotros mismos preparamos un festival en donde todos debimos cantar. Risas se apoderaron del lugar y ya la tormenta casi no la escuchamos más.

Llegó la hora de descansar y cada uno se retiró a su cama ya cansados y bién alimentados, por que las sopaipillas quedaron d i v i n a s... y en un dos por tres... ¡se terminaron!

Al día siguiente, un sol radiante cubría Liucura, como si nunca hubiese pasado la tormenta que, al salir afuera nos dimos cuenta que la fuerza de los granizos quitaron la pintura del techo, toda en el suelo a pedacitos como si una gran lija la hubiera retirado.

Los días transcurrieron rápidamente, casi sin darme cuenta, conducía el auto de vuelta. Es una experiencia que no olvidaré, el cielo, el aire, el sol, la luna, los bosques, los lagos, los chivos, las aves, los truenos, los rayos, granizos,la escuela y lo que cómodamente hay en ella, la gente del lugar cariñosa, preocupada y esforzada...

En un alto en el camino no puedo evitar alejarme un poco de los demás y levanto la vista al cielo y medito en silencio... Dios, Dios Creador y Hacedor, gracias por darme esta bendición de compartir estos días con mi familia, amigos, paisajes increíbles que sólo pueden provenir de tu mano que está siempre atenta a cubrir nuestras necesidades y a amarnos. Le ruego que en este mismo amor que por momentos siento inmerecedora, pueda Ud. responder a cada uno de sus hijos, aún al que dice no creo... que puedan sentir que ud, siempre está ahí, al ladito de ellos de ellas, ud. siempre está.

Y como Chilena, feliz y orgullosa de esta mi tierra digo :

"¡Tierra, que bonita es mi tierra.
Deja que te cante soy tu humilde adorador,
quiero, oh mi tierra querida
ser un mensajero de tu amor...
Amo, el verdor de tus valles,
ríos y montañas
y tu inquieto litoral.
Tierra, que bonita es mi tierra...
cuántas galas te hacen inmortal.!" (Lucho Bahamondes)

Y como creyente orgullosa también digo :

"¡Oh Dios, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!
... Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que tú formaste,
digo, ¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria?...
Le has hecho poco menor que los ángeles,
Y lo coronaste de gloria y de honra.
Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos;
Todo lo pusiste debajo de sus pies:
Ovejas y bueyes, todo ello,
Y así mismo las bestias del campo,
las aves de los cielos y los peces del mar...
¡Oh Dios, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!."
(Extracto de Salmos 8. (R.V))

Después de la maravillosa experiencia vivida en esas vacaciones, sólo puedo agradecer y rogar que algún día pueda volver a ese lugar...
¡AH! y estimado lector no lo piense dos veces, cuando pueda y quiera vivir una experiencia verdadera, visite Chile, especialmente el Sur... hay lugares tan hermoso como Liucura en plena Cordillera de Los Andes donde por momentos parece que la Creación le abraza, le habla al oído y le sonríe...

Texto agregado el 10-03-2012, y leído por 316 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
10-03-2012 Si lees este relato como las páginas de un diario de vida, incluso ciertas faltas ortográficas cobran sentido en esa intención desesperante de plasmar con palabras lo sublime e inefable. Lo sé porque conozco Liucura, Icalma y Lonquimay, y los lugares son apabullantemente maravillosos. Hay frases ultra vívidas en tu texto que atrapan. Felicidades por ello. cocodrilo
10-03-2012 Si lees este relato como las páginas de un diario de vida, incluso ciertas faltas ortográficas cobran sentido en esa intención desesperante de plasmar con palabras lo sublime e inefable. Lo sé porque conozco Liucura, Icalma y Lonquimay, y los lugares son apabullantemente maravillosos. Hay frases ultra vívidas en tu texto que atrapan. Felicidades por ello. cocodrilo
10-03-2012 Precioso relato de un viaje seguramente vivido. Liucura, las dos familias, tu no novio y la tormenta de granizo. ¡Ah! Y esa fuerte religiosidad.***** papadecarol
10-03-2012 ¡Curioso! Al comenzar la lectura, me propuse veranear con ustedes en la narración. Y no quedé defraudado. Gocé con esas vacaciones a distancia, narradas con alegría, sencillez de corazón y agradecimiento al Creador. ¡Van mis 5! simasima
 
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