Como nunca hoy desperté mas temprano, sobre mi cama las sabanas envueltas por el sol del medio día y mi madre diciendo desde la puerta que hay que limpiar el cuarto, levante mis brazos, suspire profundamente y refregué mis ojos. No hay mucho para hacer, pensé, hacia mucho calor y lo único que esperaba es que llegara marzo, tenía muchas ganas de cambiar mi vida, ya que la que llevaba era muy monótona.
Busque mis libros e intente estudiar algo, pero palabras que daban vueltas en mi cabeza no dejaron que me concentrara, a cada rato repetía hoy es 20 de noviembre. Esa noche había tenido un sueño raro de lo que en casa nadie hablaba, hice un par de preguntas a mi tía, pero ella no sabia que contestarme y se dirigió a mi abuela; la cual tiene un gran poder de dramatismo para las cosas.
Con el atardecer las luces del sol se van apagando y tardan en encender los faroles, es ahí cuando puedo ver los ojos juzgadores detrás de las persianas, es difícil ignorarlos y un largo y triste vacío se hace cada vez mas profundo, apoderándose de mi, aunque intente disimularlo.
Me intriga mucho donde estuviste, que fue lo que hiciste y sobre todo por que, ni siquiera sabemos bien tu nombre, solo te esparciste dejando una corta historia para que alguien pueda nombrarla, pero olvidaste contarla, buscaste el escape mas fácil, cobarde y temeroso que alguien podría hacer, lo que todos temen y alguno ansiamos la llegada.
La noticia llego una mañana; solo dijeron que tu madre lloraba desesperadamente y lo único que repitió hasta el cansancio fue que estudiabas medicina y que eras un gran chico, las pocas palabras que cruzaban y esas fueron las que marcaron su vida un: "mamita por favor no me dejes"!, desde entonces el alcoholismo se apodero de ella cegándola.
No la culpo de hecho nadie lo hace, se justifica con la patética vida que tuvo hasta conocer al hombre por el cual dejo a tu padre, mi bis abuelo, un hombre del cual todo el mundo hablo bien, pero se dejo morir a los 54 años dejando todo y poco, una hija (mi abuela ) y tu madre.
Un día limpiando el cuarto que había incendiado cuando era niña mi abuela empezó a sacar grandes coronas de flores eran todas de él, se nota que la gente lo quería mucho, pero no lo suficiente como para ayudarlo. Lo más fácil de decir te quiero es desaparecer después de pronunciarlo.
Tu madre vivió hasta hace poco más de un año, recuerdo cuando mis hermanos querían pegarme, ella los corría con el bastón diciendo: "no le peguen a la nena". También me gustaba dormirme sobre su pecho, apoyar la cabeza y sentir cada respiro, (como alguna vez pude hacerlo con mi madre), ese respiro que alguna vez deja de funcionar y damos a las personas como muertas, cuando se encuentran más vivas que nosotros, los que aun por algún motivo latimos.
Sabes que. nadie la extraño, aunque yo voy con mi tía muy seguido a ponerle flores y además no puedo negar que me gusta ver mi nombre en la cruz, tapo el apellido y pienso que soy yo. A veces creo verla contenta a mi derecha,lleva los labios pintados de rojo y su campera del mismo color, como decían antes era muy coqueta, sonríe mucho y con su mirada puedo darme cuenta que esta bien.
El próximo año me voy, extrañare muchas cosas, pero no voy a olvidarte, de hecho tengo pensado visitarte y dejarte esto para que las letras se fundan en tú lapida y puedas leerla desde donde estés, aunque de nada sirva, sabemos que ella te quiso, aunque era un cariño silencioso, solo espero que puedas perdonarla y no volver a decir: mamita no me dejes!
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