Y siguen mis pasos, firmes, temerosos,
alejándose de esa tormenta,
creando nuevas rutas frente al tiempo,
y contra otros vientos llenos de fuerza.
Mis dedos palpan nuevas texturas
en un mundo que me resulta extraño,
o al menos nuevo, donde todo es agudo,
y las sensaciones se intensifican.
A mi lado, veo huellas que se acercan y se alejan,
pasos desconocidos que tratan de ir a la par,
y ya, después de mucho andar,
me siento capaz de compartir el camino.
Sin borrar viejas huellas, y cicatrices del alma,
pretendo alzar mi frente y vivir,
como no he vivido, como ya viví, como me gustaría vivir.
Solo vivir, sentir, amar, soñar...
Tal vez la felicidad esté simplemente en avanzar... |