Tijuana BC. Marzo 2012. El 8 de marzo de cada año.
Mis ojos se mueven lentamente, del almanaque al reloj, del reloj de vuelta al almanaque.
Día ocho de marzo, faltan quince minutos para las doce de la noche.
Cansada, dejo la escoba contra la pared, me sacudo un poco el polvo de la falda, aún tengo once minutos para celebrar el Día Internacional de la Mujer.
Este lo celebrare escribiendo.
Frente a mi monitor, y con el texto en blanco, busco ansiosamente la inspiración que me lleve a esa reflexión llamada relato.
Como mujer, debo dar siempre el 100% para demostrar que valgo tanto o más que cualquier hombre.
Ese es el destino de todas las mujeres de este siglo.... a los hombres se les supone.
¿Que podría escribir yo sobre la mujer trabajadora?
Me preguntó mientras pongo los dedos sobre el teclado...
Cuando empiezas a aprender y a formarte en este difícil mundo de la sociedad lo primero que te enseñan es a conjugar verbos.
Todo sucedió en un día normal de un año del siglo pasado.
Colegio católico, niños a un lado y en otro extremo, el sexo contrario.
Aunque la educación la misma, la conjunción de verbos la misma.
Nuestra profesora, empezó con el primer verbo: trabajar, y la primera memorización, su gerundio, trabajando.
Ahí empezó el dilema, tod@s trabajamos, un@s más que otr@s.
Se trata del gerundio más utilizado.
Al día siguiente comprobé que en la clase de las niñas el gerundio trabajar tenia más significados....
Ciento veintiocho mujeres trabajadoras murieron por defender sus derechos, además de una que desprevenida por dormir en horas de trabajo, agarro la lumbre soñando; tres minutos que se otorgó para compensar apenas diez horas de duro esfuerzo; fue justo el pago de la eternidad.
El 8 de marzo de cada año, es el día señalado para reflexionar sobre aquél suceso.
Acto seguido, inclinándose sobre mí con mirada amenazadora, me colgó la medalla en el salón de actos con un lleno pleno, nuestro funcionario, un tipo con el cabello tan corto como sus ideas, que me dijo bajito: ¿O no era así?.
Alzándose de hombros, alcance a escuchar que se decía a si mismo: Da igual, lo mío no hacer historia.
Para evitar los sentimientos de culpa, Adán mordió la manzana.
Dios nos creo a la mujeres, y Adán nos puso a trabajar, ahora, nosotras lo celebramos.
Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde creo que hoy es un buen día para tantas cosas... para, ver las flores, sentir sus aromas…para que tus manos sostengan las mías, comenzar el día enamorada…para terminarlo de la misma… por eso es que ahora, que ayer, que mañana, a los cuatro vientos proclamo mi ser.
Hoy es un buen día para tantas cosas... Andrea Guadalupe.