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LOS PAJARITOS


Ese sábado, Benjamín y su mamá Sandra se encontraban en el centro comercial de la ciudad, pues le comprarían zapatillas nuevas. Mientras caminaban por uno de los pasajes, el chico miraba y admiraba las distintas tiendas que aparecían a cada lado. De pronto Sandra no vio a Benjamín a su lado, se dio media vuelta y miró hacia atrás para tratar de ubicarlo. Estaba embobado mirando la vitrina de una tienda de mascotas, donde jugueteaban unos perritos labradores nuevos; unos gatitos y unas tortugas que caminaban muy lentamente. La mamá fue hacia donde estaba y le dijo:

-¡Benjamín nunca te alejes de mi lado, pues me asusta el no verte!

-¿Qué estás mirando?

-¡Mami, mami, mira que lindos son esos perritos, yo quiero tener uno para cuidarlo!

En la parte alta de la vitrina había jaulas con loritos de varios colores; diamantes mandarines y canarios, cuyos cantos y trinos se escuchaban claramente desde fuera de la tienda.

-Mami, ¿Por qué nosotros no tenemos pajaritos?

-Benjamín, al tener perritos o pajaritos, se deben cuidar y alimentar, igual que las personas.

-¡Mamá, llevemos unos pajaritos, así nos cantarán siempre en la casa y yo los cuidaré! - ¿Quieres?

Entonces Benjamín tomó de la mano a su mamá, invitándola a entrar en la tienda para ver los pajaritos. Ella accedió, pues a ella también le gustaron, ya dentro un joven les atendió, y les preguntó que se les ofrecía.

-Mire joven, mi hijo quiere ver los pajaritos de esa jaula.

-¿Son esos los que te gustan Benjamín? – ¿Verdad? - Indicando hacia una jaula de la vitrina.

-¡Muy bien! – Veo al jovencito con muy buen gusto. Son diamantes mandarines muy bonitos. Los machos tienen un canto muy característico. Son de fácil cuidado y les encantan a los niños.

Mientras decía esto, el joven les invitó a acercarse a la jaula y a Benjamín le comenzaron a brillar sus ojitos.

-¡Mami, mami, mira que lindos son! - ¿Por qué no los llevamos para la casa?

-¿Estás seguro?

-¡Sí, sí, me gustan, quiero llevarlos para la casa!

-Joven, voy a consentir a mi hijo, pues a mi también me gustaron esos pajaritos. Ahora debe decirme como se cuidan, que comen, para aprender a vivir con ellos.

-Muy bien, les voy a enseñar a los dos. Lo primero es llevar una parejita, pues así se acompañarán y no se sentirán solos. En primavera podrán colocarle un nido y tendrán pajaritos nuevos. Comen mijo, alpiste, verduras verdes, nunca les deben faltar. Agua se les debe poner todos los días, pues además de tomar, ellos se bañan. Les recomiendo esa jaula, - señalándola con su mano,- es ideal para una parejita. Viene con comederos, con bañera y con los palitos para que puedan saltar y volar dentro.

Benjamín miraba y escuchaba atentamente al joven mientras les daba las instrucciones, pues él ya se estaba imaginando con los pajaritos en su casa, y le preguntó.

-¿Los puedo sacar de la jaula?

-No jovencito, no los puedes sacar, pues se asustarían y se volarían y nunca más los volverías a ver. Tampoco es bueno asustarlos, pues al ser tan chiquitos, se asustan fácilmente. Hay que tratarlos con cariño, hablarles normalmente, no gritarles. ¿De acuerdo?

-¡De acuerdo! - dijo Benjamín.

-Señora, - ¿Tienen ustedes gatos o perros en su casa?

-No tenemos ninguna mascota. - Contestó Sandra.

-Se lo pregunto, pues habría sido peligroso tener la jaula al alcance de ellos, los podrían lastimar. Entonces ya están listos para elegir su pareja de diamantes.

Preguntó que jaula elegían e indicaron una de color verde, la descolgó y la puso sobre el mesón.

Luego le dijo a Benjamín que eligiera a la pajarita, entre las de color blanco. Éste indicó con su dedo a una y el joven abrió la jaula y con algunas maniobras de sus manos logró capturarla. La sacó con cuidado y la puso en la jaula verde. Luego pidió a la mamá que hiciera lo mismo con el macho, eran los de plumaje gris con cachetes color naranja. Ella seleccionó a uno y el joven realizó la misma maniobra anterior hasta capturar a ese pajarito. Lo sacó de la jaula y lo puso en la nueva junto a la pajarita. La cerró y se la pasó a Benjamín, quien la tomó con sus dos manitos desde las manillas en la parte superior y miró a su madre con gran felicidad.

-¿Quieren llevar alimento?

-Por supuesto – contestó Sandra.

El joven fue a un estante y sacó dos bolsitas de alimento, una de mijo, una de alpiste y las puso en una bolsa de plástico.

-¿Algo más se les ofrece?

-Creo que por ahora eso es todo. - Dijo la mamá.

Luego fueron a la caja, el joven sacó la cuenta, Sandra pagó y salieron ambos muy contentos con los nuevos amigos que llevarían a su casa.

Cuando iban saliendo, el joven le dijo a Benjamín no se olvidara ponerle nombres a sus pajaritos. Escuchó y sonrió contento por esa gran idea.

Pero al ir caminando por el pasaje central del centro comercial, Sandra se acordó del por qué habían venido y dijo:

-Tenemos que ir por tus zapatillas, Benjamín. Casi se me olvida.

-Si mami, quiero una azules.

Entonces se dirigieron a una tienda de deportes, donde luego de probarse tres pares, eligieron las que le calzaban muy bien y además eran de color azul.

Salieron de la tienda y esta vez sí se dirigieron a la salida, Sandra hizo parar un taxi y le indicó al chofer les llevara a la dirección que señaló.

Pusieron la jaula entre ambos en el asiento trasero y Benjamín no dejaba de admirar a los pajaritos que iban en la parte baja de la jaula, algo asustados, por encontrarse en un hábitat distinto.

-¿Te gustaron los pajaritos, Benjamín? –

-¡Si mami, estoy muy feliz! - ¡Gracias mami!

Llegaron a la casa, y Benjamín llevaba la jaula a su habitación, pero la mamá le dijo era mejor colocarla en la sala de estar, pues tenía más luz y daba al patio posterior. Además todos podrían admirar a los pajaritos. Benjamín estuvo de acuerdo. Allí había un mueble alto donde pusieron la jaula y se quedaron mirando como sus nuevos amiguitos saltaban de un lado a otro, con cantos cortos con los que comenzaron a dar más vida a ese hogar y especialmente a Benjamín fascinado con sus pajaritos.

Mientras los miraba, Benjamín le dijo a su mamá:

-Mami, se van a llamar Pepita y Pepito. - ¿Te gustan esos nombres?

-Creo que están bien. – Me gustan.


Guillermo Gaete C. - Alfildama ©
19 06 2011


Texto agregado el 04-03-2012, y leído por 166 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
06-03-2012 Muy hermoso y tierno cuento***** alfamagui06
 
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