Sentada en aquella silla te veía siempre suspirar, aires que se convertían en tormentas, tristeza total. En nuestra maleta, tus ropas no estaban,
la silla reflejaba tu sombra, la sangre me hervía y la palabras se atiborraban en mi boca logrando escapar nada mas balbuceos.
Tu plato ya no estaba, acostumbrado a mesa para 2, ahora siempre restaba una silla, a veces, creía verte de nuevo, como una esperanza renaciendo,
pero era solo fantasía, un engaño, una vacilación. El universo es tan infinito que nuestra masa no representa nada, pero para mis ojos éramos
nuestro propio universo. Tus átomos enceguecieron mi perspectiva, desviando la luz real y remplazándola por tu aura, refractando en mi mente no
imágenes sino emociones, sentimientos que no podían morir, que se podían trasmitir, que se podían eternizar.
Busco forma alguna de materializar este universo, ya incompleto actualmente solo resta transformarlo en materia intangible a la vez que innegable
amor. Me esfuerzo tanto en no pensar, las estrellas son tantas que al faltar una nadie lo nota, pero yo sé que ahora hay una mas, tan lejos, tan
real, tan inalcanzable. Me he perdido, no puedo mas, una estrella no es un universo, aguarda un poco, me he decidido... nuestras sillas yacen
vacías, me he ido tras de ti, ya no importa, hemos creado una nueva constelación. |