Haaaaachhh pero como pesa esta mochila, más que todas mis culpas y pecados juntos, y todo el camino que me falta por recorrer… así estaba, sudando la gota gorda con este calor de 40 grados cuando de repente entró a mi ser entero ese aroma, mi nariz sólo fue la chispa que permitió que se incendiaran mis manos, mis piernas, mi rostro, mi corazón y mi espíritu.
Ese aroma Dios…seguía caminando y cada paso dado era como hundirme en mis recuerdos, me llenaban, me atrapan, me arrancaban de la realidad y de repente estabas ahí, otra vez, junto a mí, conmigo, viéndome, riéndote, llevándome de la mano…
-Pero a donde me llevas hombre?
-No te preocupes, se que va a gustarte!
Y reías, me veías con tanto amor y yo sentía que estaba flotando, el mundo desaparecía y te apoderabas de mi mente, de mis palabras, de mis sentimientos…de mis manos.
-Ya llegamos, cierra los ojos.
-Mmm que haces?
Y sentía como tus manos soltaban suavemente las mías y me tomabas por la cintura, y me estrechabas a tu cuerpo fuerte, grande, lleno de amor y deseo, y temblabas como yo, nos reímos, me abrazaste más fuerte y yo iba perdiendo el aliento poco a poco, te acercaste tanto a mi labios que ya nada en el mundo podría separarnos en esos momentos, me susurraste de una manera tan dulce y cálida que me querías y fue cuando abrí los ojos y estabamos ahí, en ese mismo lugar al que me transporte esta mañana, en tu plantío de naranjos, invadidos de flores blancas, hermosas, y regalándonos ese perfume tan delicado que quedó grabado para siempre en mi vida, en mi vientre….era una imagen completa y absolutamente irreal, hermosa, impactante.