"¿Mi tierra? Mi tierra eres tú.
¿Mi gente? Mi gente eres tú.
El destierro y la muerte para mi están adonde
no estés tú.
¿Y mi vida? Dime, mi vida,
¿qué es, si no eres tú?"
L. Cernuda




La niña llora frente a un lago, mirando solitaria a
través de sus lágrimas como el viento se lleva sus suspiros.

No ve alrededor, porque el llanto nubla sus oscuras pupilas,

no escucha que alguien le grita por dentro, miráme!!...

de pronto un ruido liviano, como un susurro entra a su cuerpo por sus oidos,

y siente que un ángel abraza su sombra.

La niña llora un amor hallado, un amor perdido, un amor querido,

y entre sus sollozos cansados, puede ver una figura en el aire que le sonríe...

NO se da cuenta que es ella misma susurrando

tiernas palabras que aún no quiere escuchar.

El lago se agita con el viento y entonces siente
como la brisa fria recorre su cuerpo, y el pálido atardecer de ese pueblo lejano, la oculta de su huida premeditada.

La niña llora un adios que se agiganta, una despedida que se hace carne,

un fantasma que se transforma en un ser que ahora la empuja.

la niña llora frente a un lago, aquel que alguna vez los vio abrazarse..

La niña hoy guarda en sus manos un recuerdo,

en sus lágrimas, una mirada y el color celeste de sus pupilas.

En sus silencios todas las palabras enamoradas,

y en su cuerpo agotado de tanta espera, las caricias de sus manos chiquitas que jamás su piel olvidará.

La niña llora frente al lago, él se alimenta de su
lágrimas jubiloso de sentirse parte de ella,

que solo intenta conservar en su alma algo del amor tierno de su infancia,

la niña llora frente al lago y con sus lagrimas se van los sueños abrazados,

se desprenden los vestigios de amor que guarda su cuerpo.

La niña que llora frente a un lago, se convierte en

mujer en una ráfaga de tiempo y presente,

que la obliga a soltar el pasado que la angustia y la atrapa,
y mirar sin lágrimas la vida que se asoma a la orilla,

Como esa ola que forma el viento cuando agita el agua.