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Inicio / Cuenteros Locales / arturo_navia / La libertad del malvado.

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Cuchillo largo es todo un personaje en el pueblo de Lomiel, éste lleva preso más de veinte años, y ahora corre el rumor que se apronta a salir. La gente está espantada, la histeria colectiva se apodera del lugar, las calles ya están vacías, porque se desconoce el día y la hora del regreso de este temido delincuente de la zona.

Un día sábado, cuando todo el pueblo se reúne en la feria para sus compras semanales, apareció, bajándose de un taxi colectivo emprendió rumbo hacia la entrada; la gente reconoció su rostro de inmediato y atemorizada se alejaba sigilosamente del lugar. Cuchillo largo caminó lentamente, cada movimiento suyo respaldaba su imagen de maleante, y al parecer esto era de su agrado. Caminó sin titubear hacia los puestos de mariscos, ahí se dio un fuerte abrazo con Juan, al parecer su único amigo.

Las nuevas generaciones de delincuentes seguían todos sus pasos, se presentaban como si fuera un rock star, él aceptaba esas amistades con la finalidad de mantener una imagen y generar un respeto que él decía que merecía. Juan le preparó una cena de bienvenida, ya que cuchillo largo no tenia familia, todos se encontraban cumpliendo algún tipo de presidio por diferentes causas. Todo marchaba a la perfección, poca gente, pero éstos, significaban mucho para el festejado, conmovido por la circunstancia y desinhibido por la copas, platico profundamente con Juan, hasta que las lagrimas cayeron con tanta fuerza, que daba a pensar que cada una de ella poseía una carga infinita de dolor y tristeza.

Cerca de las dos de la madrugada suena el teléfono móvil de Cuchillo, era Aaron, otro maleante del sector, saludándolo por el regreso y ofreciéndole lo que sea por su arribo. Cuchillo rápidamente se despide y parte a casa de Aaron en donde sostuvo una fiesta desenfrenada durante toda la noche.

Aaron y Cuchillo largo no aparecieron por dos días, Juan dejó constancia en la policía por presunta desgracia; y así fue, se encontraron a estos dos adultos jóvenes sin vida, con claras evidencias de muerte por sobredosis. El servicio médico legal declaró lo que todo el mundo sospechaba, la muerte por sobredosis, el funeral se realizó tres días después del hallazgo.

Juan al tiempo, terminó sus estudios de psicología y se especializó en casos clínicos, por su brillantez profesional se volvió docente de la Universidad Latina, en un seminario sobre la libertad, expuso, y recordó la relación de amistad que sostuvo con aquel temido personaje, señalando lo siguiente:

“En mi juventud conocí un hombre que me señaló que nunca se sintió libre y creo que nunca lo fue, Su conciencia fue manipulada desde niño por su padre, como muchas conciencias en el mundo, implantaron la agresividad con la única finalidad de aumentar el autoestima de un padre, que miraba a su hijo como la extensión de su personalidad, desde ese momento limitó su visibilidad y le cerró las puertas de gran parte del mundo. Nunca se sintió libre, tanto psicológicamente y físicamente, ya que a los quince años de edad fue privado de libertad por el delito de homicidio calificado y en el interior del recinto se hizo adicto a la heroína, transformándose completamente en un drogodependiente.”

Es impresionante como pueden escribir en tu cerebro como si fuera una hoja en blanco, para que después, como si estuvieses programado actúes de acuerdo a esos guiones implantados, para terminar por no controlar ni tu cuerpo ni tu mente por una adición, y tu comportamiento te llevará tarde o temprano a perder la libertad física.

Como recuerdo a Cuchillo Largo, espero que el infierno no exista, porque serás condenado a la eternidad en el, ignorando la sensación más maravillosa de este mundo, el sentirse libre.

Aún recuerdo esas lagrimas, como sabiendo el triste final de una historia que nunca eligió vivir.

Texto agregado el 23-02-2012, y leído por 163 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
24-02-2012 Conozco casos así. ¿Hasta dónde somos libres? Sólo Dios lo sabe. Menos mal que él es más compasivo y comprensivo que nosotros, y no los enviará a vivir otro infierno. ¡Bien!. mis 5... simasima
 
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