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La balsa del Lobo Azul


En la biblioteca Papal del antiguo Castillo de los Templarios, en Peñiscola.
Sobre la costa Azahar.
En épocas que impera el salvajismo y la población del pequeño feudo es solo un escaso grupo malcomido, malbebido, y malvestido.
Alguien descubre entre volúmenes que intenta restaurar, un manuscrito extraño.
Según refiere él mismo, es la transcripción textual de un relato escuchado por el escriba, al único sobreviviente de un naufragio.

Se trataba del Hidalgo Miguel Angel Lopez de Morillo, Contramaestre de una goleta de la Corona (del Reino de Maravillas), que se adentró a los mares más allá de donde la cordura le señalaba a su tripulación era prudente insistir.
Con el derrotero hacia occidente.

Su destino era Madeiras.
Su falso destino, puesto que el camino secreto del Hidalgo era llevar el placer de sus comentarios literarios a el enjambre de Cuenteros más allá de los mares, a esas tierras bárbaras.
Aún desconocidas, aún sin descubrir.
Que se le aparecían en los sueños a través de una pequeñas ventana iluminada como por un sol, dentro de una caja.
Surgiendo mágicamente en ella imágenes, y textos.
Sin dejar de atribuir estas alucinaciones a su mente afiebrada se hecho a las aguas a bordo de la Goleta “Los Cuentos.net”, en busca de las respuestas que no encontraba durante los días.

Pero el océano y los vientos reinantes encaminaron la nave con rumbo Sur, muy a pesar de los esfuerzos de quien portaba el mando (el mause).
Según se desprende de lo descripto, quien comandaba era un piloto poco avezado.
Nadie lo había visto, nadie había enfrentado su rostro jamás.
Algunos de los tripulantes habían tratado de desenmascararlo con inteligentes planes de rastreo y pesquisa, era un gigante de extraña tonada al hablar el castellano.
Que decía venir de un lejano país, donde florecía la peperina, llamarse Don Mariano Hortensio de La Docta, medir dos metros quince, y no gustarle el basquet (y autodenominarse dolorosamente El Parricida Huerfano).
Podría ser solo una sombra fantasmal aferrada al timón, o un contacto electrónico en el cyber- espacio.
Fue evidente su impericia por algunas maniobras algo pueriles para un Capitán de la Corona, que es mejor no dejar inmortalizadas en este texto.
Zozobrando finalmente la nao, en medio de una tempestad cerca del archipiélago de Canarias.


Porqué no me humilló la naturaleza con la muerte?, luego que despertara de tan fiera tempestad?
Porqué me sustrajo de la horrible negrura de las aguas enviando la piedad de los maderos a los que pude liarme?
Castigado por el más funesto destino, pero aún vivo por la clemencia del cielo y los rayos tibios de febo.
Pensaba el joven Hidalgo español, y así fue escrito.

Se encontró que no estaba solo.
A pesar del agua tragada, observó que entre los restos de la embarcación flotaban otros tripulantes.
Con esfuerzo y auxiliados por los despojos del navío, fluctuando en ese espacio azul de olas embravecidas y cielo, rearmaron parte de la Goleta.
En principio agarrados por sus brazos y manos hasta tener su propio nick y número de clave.
Luego recogiendo barriles con agua dulce, y náufragos moribundos, a los que alentaba con su elocuencia.
Se fue armando la balsa de los sobrevivientes.
En los días pasados al garete muchas fueron las penurias, muchos los fantasmas que vagaron por las mentes, muchas las epopeyas heroicas, los desconsuelos sobre el pequeño engendro, flotando entre agua y aire, solo cambiando entre ellos el tono del azul.
Del color azul.
Que con los días pasó a ser un único magma, donde la olorosa masa de tripulantes se sostenían, unos con otros.
Se ofrecían el cariño de las palabras.
Y se escuchaban, algunos pacientemente, hasta la más breve sílaba y otros, escuchándose como al pasar.
Sin entenderse.
Como en una lectura muy veloz.

El Contramaestre fue quien al ver, primero lo que le pareció un punto en el horizonte, o el romper antojadizo de una ola.
Y sí, luego la imagen de un navío avanzando.
Fue quien con más energía, hija quizá de su espíritu infatigable, comenzó a dar señales de vida.
Con el brazo elevado más alto que nadie, agitó su camisa hecha harapos.
Tratando de demostrar a la Fragata que se acercaba, que allí hay vida.
Él fue la esperanza, pero la embarcación no se detuvo.
No los vio?, o no quiso socorrerlos?

Unos días después, ayudados por las corrientes, el grupo de moribundos llegó a una isla rocosa.
Grandes olas rompían contra paredes de basalto tan altas que podrían ser las puertas del infierno.
Se los pudo ver descender, asistiendo los más fuertes a quienes en peor estado se encontraban, a los supervivientes de la Goleta siniestrada, en esas tierras solitarias.
En los años que siguieron al fortuito encuentro, sobre los restos de tablas del naufragio, que armaron en medio de la tempestad.
Convivieron plácidamente, ensimismados en sus historias y sus recuerdos.
A uno lo llamaban el “Islero”, aunque no era de esa isla.
Al Contramaestre, sin su fisonomía antigua. Ahora barbado y de cabello entrecano.
Se lo reconocía por su hábito de utilizar como vestimenta, sobre los hombros, un cuero de lobo.
Azul.


(2004)

Texto agregado el 27-07-2004, y leído por 544 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
21-08-2004 Bueno... una historia donde los tres escritores son admirables. Muy bien escrito. Shou
13-08-2004 cavalieri tiene razon , es un buen homenaje a estos escritores.....tambien los leo.......me gusto la historia....es atrapante! besitos periquetas
13-08-2004 cavalieri tiene razon , es un buen homenaje a estos escritores.....tambien los leo.......me gusto la historia....es atrapante! besitos periquetas
02-08-2004 Calide, desde que empecé a leer este trabajo, ya me dije: Esto pinta a otra obra de arte de mi colega. !No me equivoqué!. Me he subido a esa nao capitana, aún con el temor de un capitán poco avezado, según descripción, aunque por la calidad de persona tenía que componer entuertos...marinos. Gran trabajo. Mejor dedicatoria no podía hacerse, y una imaginación prodigiosa. Al autor y a los protagonistas, mi afecto y mi aplauso. !Ah! Y un abrazo. rodrigo
30-07-2004 esta muy bello este escrito, es un bello homenaje a dos compañeros y muy buenos escritores...la historia esta de perlas, como sacada de las profundidades del mar, para encantar con su belleza.un abrazo de osa. lisinka
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