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Y no dejará de reclamar. El correo me informará que el motivo de la no entrega en “no responde” o bien “se mudo” o bien “se murió”. Pero el muerto aún reclama: que no le llega, que SIEMPRE está en su casa para recibirla, que el cartero no tiene paciencia (toca y se va!)
6 ediciones, todo un año de suscripción. Un que-hacer bimestral. “El que quiera celeste que le cueste” tengo ganas de responder, aunque digo comprensivamente “solucionaré su reclamo” y sonrío, porque el gesto bucal se percibe del otro lado del teléfono y así evito devoluciones de dinero. Y pido disculpas, prometo brevedad, que “limaremos” (¿?) inconvenientes para próximas entregas, PROMETO eficiencia, empatizo con el reclamante, me comprometo…me chupa un huevo.
Me enfoco en las comisiones,
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