Hada Deja que entre en tu regazo, Que pueda notar el aroma de tus carnes De mujer aparecida, de mujer mágica. Del ser que, sin tener más equipaje Que una mirada y unas manos bellas. Que con el lastre por haber repudiado Al cobarde, tiene en los arbustos Y en las zarzas escondidas, La bondad de un hada madrina Y la voz de un ángel. Deja que pueda aprender de ti, Recoger de tu manera de moverte La sabiduría desbordada, Y la ternura sin fin. Aguadulce, febrero de 2012 José María De Benito
Texto agregado el 22-02-2012, y leído por 142 visitantes. (6 votos)