Tijuana BC. Febrero 2012. Vaya pesada carga…
Odio, sinónimo de: Resentimientos, rencor, ira, rabia, desprecio, enojo, indignación, soberbia, hostilidad, rechazo.
Odio, antónimo del amor, principio de todas acciones del ser humano.
Atracción y repulsión que rigen nuestra naturaleza, aunque en el plano de todas nuestras interacciones humanas, se dan comúnmente tres vertientes.
Y la repulsión, asco o aversión que sentimos o sienten por nosotr@s, implica algún grado denegación y desprecio.
La aceptación, es el resultado de la simpatía.
Aun cuando se dice que es peor la indiferencia que el odio, yo creo que no es así, pues en nuestra vida, sabemos que les somos indiferentes a la gran mayoría de personas que nos conocen y esto, lo vemos como algo normal.
En cambio, el odio es una antipatía que alguien siente por nosotr@s.
Y así, el odio por divergencias políticas, nos llevo a la Segunda Guerra Mundial.
Igual, las sectas religiosas fanáticas, han estado asesinando en nombre de su Dios, a quienes no profesan sus mismas creencias.
Y en el plano personal, cuando alguien nos odia, nos sentimos herid@s, amenazad@s, pues no sabemos que tipo de traición nos podrán causar.
Podemos sentir disgusto o desacuerdo con alguien, sólo que no necesariamente odio.
El odio sólo invade el alma cuando se piensa que la persona odiada puede amenazar valores o intereses que parecen extremadamente importantes.
Aunque se dice que el odio es un sentimiento perverso, irracional, antirreligioso, inmoral, anormal, y que depende de un@ mism@ sacarlo del corazón.
La realidad es que los odios, pueden responder a ideas irracionales, a exageraciones, o ciertas anormalidades de nuestra psique.
¿Saben?, mi posición es que hagamos lo imposible por no ser odiad@s con causa, y que intentemos sofocar la mayoría de resentimientos que podamos distinguir.
Perdonemos de todo corazón lo que podamos perdonar, y cuando el enojo sea justificado, tengamos la suficiente humildad y valentía para perdonarnos por no haber podido perdonar.
Hay quienes nos odian sin que lo sepamos, y hay quienes nos odian de manera abierta.
Los odios ocultos, son generalmente los más peligrosos.
Odiar, es una pasión humana.
Vaya pesada carga.
Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde los pensamientos surgen en las noches de un desgarrador tormento del alma, engendrados en hogueras sin final.
Andrea Guadalupe.
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