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Inicio / Cuenteros Locales / Colombian-writer / EL GENIECILLO MALVADO

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En un oscuro pantano, habitaba un horrendo geniecillo, que a su vez, era muy malvado y mezquino con todos los seres que habitaban en dicho lugar; todos los habitantes del pantano, sabían que aquel ser monstruoso, no guardaba más en su ser que odio y maldad; al pasar por su macabra casa, las hadas se apresuraban, pues se decía que aquel, la bestia, era parte de un ser malvado, un ente que potencializaba la mala suerte.
No solo eran las hadas, las que huían presurosas de cualquier contacto con el geniecillo, también lo hacían, sus parientes cercanas las sílfides, que a menudo se refugiaban en las alas de sus parejas, es decir, los silfos. Así pues, todos eran felices, con la única excepción de que serían mucho más felices si aquella monstruosidad estuviera desterrada para siempre de aquel lugar, que se caracterizaba por su pasividad, tranquilidad y felicidad.
El día en que la luna se encontraba en su punto más alto en el cielo nebuloso, ese día dentro del pantano se llevaba a cabo una gran celebración que a todo el mundo entusiasmaba en demasía, dado que solo se daba una vez cada diez mil años; este evento festivo emocionaba tanto a las hadas, los silfos y las sílfides, que ellos comenzaban a hacer los preparativos para el mísmo con[u1] mil años de antelación, y no era para menos, ya que esta festividad se prolongaba por diez noches, que eran las noches en que la luna estaba en su punto más alto.
Dentro de tan magna e importante reunión, se consumía abundante chocolate, se bailaba, y se ofrecían espectáculos aéreos de danza de hadas y silfos, que se asemejaba mucho a la danza que hacen las abejas para comunicar a sus pares dónde está la comida; también, se hacen[u2] shows de magia, donde los participantes dan[u3] lo mejor de sí mismos para mostrar quien es más poderoso a la hora de la magia. En resumidas cuentas, todos los habitantes del pantano se divertían, menos uno.
Lo que para unos es risa, para otros es rabia y melancolía, es decir, que mientras todos adoraban las festividades, el geniecillo, las odiaba, es más quería acabar con ellas, y todos los días durante diez mil años maquinaba la forma de poder acabar con tan incómoda celebración.

Un día, al estar sentado mirando como él mismo se consumía en su total soledad, pensó en un plan, tan macabro y despiadado como su mismo ser; pensó, reflexionó, volvió a maquinar, hasta que hubo de darlo por hecho; fue así, que un día decidió, que durante los próximos diez mil años, se dedicaría a robar las alas de los silfos, las sílfides y las hadas, y las almacenaría todas en una extraña mezcla, que él estaba seguro generaría un aroma tan, pero tan esplendido y maravilloso, que todos caerían a sus pies, y él por fin seria el rey, el amo y señor de todos los habitantes del pantano, para de esa forma, expulsarlos a todos de su reino, y vivir como siempre lo ha querido: solo.
Así y todo, emprendió su gran cacería, procedió con mucha cautela, espero, analizó y esperó el momento exacto, entonces, raptó un hada y con sus manos ponzoñosas, le desgarró y cortó las alas sin lastimarla, pero sí, en contra de su voluntad, mientras lo hacía, pensaba: así nunca más podrás danzar en el aire; posteriormente, la dejó libre, y ella asustada y ultrajada, le contó al pantano lo sucedido: ahora el monstruo devoraba alas de hadas.
Muy pronto, comenzaron a aparecer no sólo hadas, sino también sílfides y silfos, con sus alas mutiladas, allí comprendieron que su hambre era abominable, y que no descansaría hasta verlos a todos, privados del espacio en el cielo y de su danza mágica, que tanta alegría les traía.
Era un día normal, algo nublado pero como todos los demás, Diana despertó muy temprano esa mañana, debía ayudar a su mamá la gran Hada, protectora del pantano y de todos sus habitantes, con la limpieza de su hogar, una gran orquídea que había dado origen al mundo, y que debía ser constantemente regada con agua de manantial para mantenerla joven; fue de este modo, que al dirigirse Diana al manantial por el agua necesaria, sintió de repente un frío espantoso que le llegó a los huesos, además de que la invadió una sensación como si alguien la estuviera siguiendo, trató de no pensar en ello, y siguió su camino hacia el manantial, sin embargo ese sentimiento, se fue haciendo cada vez más intenso, mucho más intenso, hasta el punto que perdió su rumbo y ya no sabía dónde estaba.
Fue entonces, cuando sintió como era aprisionada por unas manos frías; efectivamente era el geniecillo, que venía por sus alas, uno de los últimos pares que quedaban en el pantano, sin embargo esta vez todo sería muy distinto y marcaría la vida de ambos para toda la eternidad.
Mientras forcejeaban ambos, una por sus alas, el otro por el hambre, Diana se pudo soltar y sus las[u4] quedaron intactas, sin embargo sintió un terrible miedo y una gran sorpresa, puesto que pudo ver la cara del geniecillo, algo que nunca nadie había visto en el pantano, y para su asombro, no era una cara como todo el mundo imaginaba, era más bien un rostro con una expresión severa, pero al mismo tiempo tierna y sincera. Él se le abalanzó otra vez, no iba a descansar hasta lograr su objetivo.
Como pudo pensó en toda su bondad, y le lanzó un hechizo que lo dejó inmóvil, acto que ella aprovechó para preguntarle de una vez que por qué estaba haciendo tanto daño y maldad a sus vecinos que nunca le habían hecho nada a él, a lo que el geniecillo respondió que, era en esencia, por sus tradiciones que tanto lo incomodaban, ya que él nunca aprendió a bailar, y además siempre le gustó la soledad; sin embargo, ella lo hizo recapacitar y le hizo entender que si él se lo proponía también podía bailar, es más, que ella misma lo ayudaría con la condición de que devolviera todas las alas robadas.
El geniecillo aceptó, y aprendió a bailar como los mejores, así cambió su percepción sobre la festividad de la luna, y en lugar de odiarla y de odiar a las hadas, silfos y sílfides, cada vez les fue cogiendo más cariño, y sin saberlo ya estaba muy inmerso en los preparativos del siguiente festival, donde él mismo, haría una demostración de baile con la princesa hada Diana.

Texto agregado el 18-02-2012, y leído por 107 visitantes. (0 votos)


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