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Inicio / Cuenteros Locales / milita_babilonica / TRÍPTICO DE DESPEDIDA

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MOMENTO 1
Te redujera a golpes tu soberbia que hiere,
la malhumorada caricia que espero
tejiendo una ronda que nadie juega.
Te debiera quebrar yo el origen de tus celos a patadas
y, sin embargo, colecciono como laminitas
los besos ebrios y vinagres.
Te enterrara la reja en los muslos,
estas púas que rodean mi sexo para espantar a los que miran,
entrenara yo los perros bravos que has amarrado a mis tobillos
para que te muerdan la boca insegura.
Debiera partir sin despedirme.

MOMENTO 2
Si un día te dejara como se dejan distraídamente los cortaúñas en los rincones perdidos de la casa, te dejara y te buscara luego infructuosamente en la alforja de la memoria, te dejara y te delineara un croquis impreciso del deseo silenciado, tantas veces te dejara como dejo servido mi té de hierbas sobre los muebles, burlado como el bebé que tuerce la boca buscando el pecho de la madre muerta...
Si un día te dejara y me fuera marcando el ritmo del jazz por las paredes, si en tu tazón preferido hiciera almácigo para mis semillas de clavelón chino...
Si un día te dejara sin regreso posible, sin fijar la vista en los espejos que me permiten cazar tu espalda, sin entrar a los bares en los que conocen mi nombre y mis mañas, si puntuara de ron el texto con un cuidado de bordadora...
Si un día te dejara, sería tan fácil caer desde la esquina de la desidia, desde la esquina de mi propio abrigo inútil, dejarse caer al desamparo, desaliñada, pasiva; si dimitiera del cargo que ejerzo entre tu hombro y tu cuello; si renunciara, si me fuera, si te velara con sólo una lágrima silenciosa...
Si un día, querido mío, te dejara...

MOMENTO 3
Te imagino cuando cargue mis maletas de cartón corrugado
y mis ansias, iluminadas por una lamparita hambrienta,
cuando me lance como un torpedo herido,
ahí, en el quicio de la puerta que contuvo el hogar,
habrás de verte con la magia de cántaro quebrado que es el amor de los vencidos
y en las tristes horas de la soledad que tiene un nombre
batallarás con la mesa llena y el vaso vacío.
Me maquillo para la perfección despeinada del día siguiente,
con parsimonia me delineo las despedidas en los ojos
para que no me manchen el poema con sus sobras goteadas e inútiles.

Texto agregado el 17-02-2012, y leído por 745 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
09-07-2013 Simplemente hermoso casiopea_lamborghini
06-04-2012 Un buen trabajo. Muy bien. firpo
 
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