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Corría el siglo XIV y en los Países Bajos, mejor dicho en la ciudad de Ámsterdam vivía una muchacha llamada Flauta, ella era una joven de la familia noble más respetada de la ciudad, se decía que eran tan ricos como el mismo rey, pero eso a ella no le importaba en lo más mínimo.
A ella no le gustaba el dinero de sobre manera, tal vez un poco pero dentro de lo normal, lo que a ella le fascinaba era la música.
Y siempre caminaba por las calles de Ámsterdam en busca de algún músico callejero que tocara algún hermoso instrumento.
Pero un día, encontró algo que nunca había visto antes, un muchacho sentado a los pies de una gran iglesia, tocaba algo así como un silbado, emitía un ruido parecido al cantar de los pájaros, se enamoro al instante del maravilloso e ingenioso instrumento.
Era ella la única que le prestaba atención en ese momento, pero unos minutos después una multitud rodeaba al muchacho que seguía tocando la misma melodía.
Flauta esperaba que dejase de tocar para preguntarle cómo se llamaba su maravilloso instrumento, pero no pudo. El cielo, que había estado cubierto de nubes desde el amanecer, se había puesto negro gracias a las espesas nubes.
Empezó a llover y la gente se fue retirando a su casa, pero el muchacho seguía tocando, su dulce melodía, Flauta no quería interrumpirlo pero si seguía tocando iba a tener que retirase.
El muchacho le dirigió una mirada de admiración cuando vio de quien se trataba, ya que no había levantado la vista en toda su composición. Al darse cuenta de quién era, se puso de pie termino de tocar e hizo una reverencia.

Señorita, tápese de la lluvia - Dijo el muchacho, levantando la cabeza y agachándola de nuevo.

Flauta corrió a donde el techo de la iglesia tapada la copiosa lluvia.

Perdóneme si soy grosero, pero ¿Por qué usted no se ha marchado con los otros? - Dijo el muchacho al terminar su reverencia gracias a una seña de Flauta.

Pues, porque quería preguntaros algo - Dijo, estrujando su cabello.

¿Qué cosa seria mi lady - Dijo el muchacho sonrojándose.

¿Como llamáis a ese instrumento?

Yo... - Dijo pensativo el muchacho empapado, ya que le cedió su lugar a Flauta para que se protegiera de la lluvia-. Pues todavía no le he puesto nombre.

Enserio, y ¿cómo os llamáis vos ?

Me llamo Dordrecht y perdóneme si estoy algo perdido, ¿Usted es Flauta cierto? la hija del hombre más poderoso de la ciudad.

Así es - Dijo apartándose para dejarle un espacio al muchacho.

Pues sabe como llamare a este instrumento- Dijo El muchacho, con los ojos encendidos, como si una luz le hubiera de repente iluminado.

¿Cómo? - Dijo ella muy entusiasmada.

Pues lo llamare Flauta- Dijo el muchacho y se le dibujo una gran sonrisa en el empapado rostro-. En honor a la única que se me acerco y presto atención a este maravilloso invento.

En mi honor - La felicidad, la recorría entera, siempre le había encantado la música y ahora hasta había un instrumento que se llamaba como ella.

Y aunque su padre no le permitiera mostrar cariño a nadie más que al que él eligiera, le dio un cálido abrazo a Dordrecht.
El parecía cohibido y en el primer momento pensó en sacársela de encima, pues si los pillaban así, lo podían matar.
Se despidieron cordialmente y Flauta se fue, Dordrecht quedo atónito, la mujer más rica de toda la ciudad lo había abrazado, a él un simple músico callejero.
Así Flauta yo no caminaba por todo la ciudad para encontrar un músico callejero, ya que Dordrecht estaba hay todos los días.
Pasaron los días y su relación era cada vez más firme y amorosa.
Ella se había, no solo enamorado del instrumento, sino que también del músico.
Un día cualquiera ella iba a escuchar la música de su amado pero al llegar no encontró a nadie.
Se preocupo, volvió a casa muy rara y se encerró en su cuarto y no salió hasta el otro día. Pensó que Dordrecht la había engañado diciéndole que estaría ahí todos los días, pero decidió ir de nuevo.
Pero esta vez sí encontró a Dordrecht y cuando termino de tocar, le pregunto por qué no había esto allí ayer y él le respondió el cura de la iglesia había hablado con él para que tocara en domingo en la tarde en la misa.
Los dos esperaron ansiosos el domingo y lo que ocurrió fue fantástico, la gente lo recibió cálidamente, y el toco a las mil maravillas, dejo a todos impresionados hasta el mismo cura había quedado con la boca abierta, y le pregunto ante toda la iglesia como se llamaba aquel magnifico instrumento.
Se llama Flauta - Dijo y toda la iglesia volteo a mirar a Flauta que estaba sentada en las últimas bancas de la iglesia.
Así ya no tocaba al pie de la iglesia, sino que tocaba adentro de las iglesias, y la noticia de un gran "flautista" Corrió por todo el país, todos querían escuchar ese nuevo instrumento.
Así Dordrecht ya no era pobre, había amasado una pequeña fortuna y cada vez que se encontraba con Flauta, se besaban y se expresaban todo su amor, pero tanta popularidad le jugó en contra, la noticia llego a los oídos de un músico, el más famoso de por allí.
Quien tenía miedo de que Dordrecht y su flauta lo pudiera arruinar, así que lo mando a matar.
Mientras tanto, el padre de Flauta se entero de su amor secreto y enceguecido por la rabia, mando a matar a Dordrecht.
Una noche, cuando Dordrecht volvía de su ultimo concierto en la iglesia central de Ámsterdam, Vio un hombre con una capa negra y una capucha que le cubría todo la cara, por esos tiempos, cuando se veía alguien así lo más seguro era que, fuera un asesino.
Así que decidió apurar el paso, pero más adelante dos de los mismos que había visto antes, se le atravesaron.
Uno le dijo - Ahora usa tu flauta, estúpido.

Dordrecht, se lo tomo con calma sabía que no iba a poder arrancan y les dijo - Se que venís a matarme, pero dejadme que le escriba unas últimas palabras a mi amada.
Los asesinos se miraron y respondieron que sí, pero que no se tardara.
Saco un papel y escribió: Querida Flauta, Te escribo estas últimas letras para que sepas que te amo con todo mi corazón y
Pero no alcanzo a escribir lo que seguía cuando sintió un frio que le atravesó el pecho, el encapuchado que había quedado atrás le había enterrado un cuchillo sin chistar, lo saco, lo limpio y se fue a grandes zancadas, los otros dos se miraron, revisaron el cadáver y le quitaron la flauta, pensaron en quitarle la carta pero la dejaron ahí hasta que pillaran el cadáver y se la entregaran a quien le correspondía.
Cuando Flauta se entero, no supo qué hacer, el hombre que le fue a decir lo de la muerte le entrego la carta y se fue. Su padre esperaba su reacción desde una ventana, pero no ocurrió nada. Saco unas flores del jardín y luego se entro
Subió las escaleras, haciendo un ruido con la garganta que parecía una melodía, luego se sintió la puerta de su cuarto. Ni un ruido más.
Su padre satisfecho se sentó y espero un largo rato, pero no hubo nada. Luego preocupado recordó las flores que había sacado del jardín Flauta.
Habían sido un manto de maría y una llamada tabaco del diablo, luego recordó lo que una vez su mujer le dijo, no vayas nunca a tomar una infusión de estas plantas ya que son altamente venenosas.
Corrió a la habitación de su hija pero estaba cerrada con llave, pero el tenia una copia, abrió y en el interior su hija tomaba los últimos sorbos de una taza cuando callo desmayada, el padre se acerco con los ojos llorosos tomo el latido de su corazón pero ya no había nada, tampoco respiraba, había muerto.







Fin

Texto agregado el 17-02-2012, y leído por 139 visitantes. (0 votos)


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