No me gusta que me rehúyan, pero si eso es lo que decidiste, prefiero ser yo quien se aleje y simplemente hacer como si no me importaras, igual que tu finges que no te importo.
Yo sé que no te soy indiferente, como tú no lo eres para mí, aunque creas que es un capricho, es que mirar dentro de ti fue un veneno tan poderoso que no he podido recuperarme, esa mirada tuya que me clavó en el corazón una flecha que me duele profundamente, y que nunca debió entrar allí.
¡Cómo quisiera que hubieses llegado en el momento adecuado de mi vida, pero llegaste tarde!
La indiferencia, es muy difícil; querer borrar ese silencio y esas miradas que son más elocuentes que cualquier palabra, es la peor forma de extirparte de raíz sin que me quede una cicatriz.