El día de los enamorados llego a su fin.
Todos tendrían que ponerse a trabajar en lo que el jefe ordeno, de lo contrario el supervisor seria dado de baja en cualquier momento.
Comenzó a llamar uno por uno a los trasgresores, nadie respondía, estaban todos dormidos o increíblemente trabajando. No lo podía creer, todos inmersos en un sueño compartido.
Quiso explorar de qué se trataba aquello que soñaban.
Entro lentamente al mundo irreal, claro, nada le pareció mal, ya que todos estában en la misma, la realidad no existía para ellos.
Mientras más se acercaba al experimento, más sentía es olor fuerte, le recordaba algunas cosas del pasado, cuando recién comenzó a trabajar y lo enviaban a cualquier lugar, justamente ese olor le traía malos recuerdos.
Siendo pequeño aún en esto de soñar para los otros, fue enviado al infierno, el no sabía muy bien de que se trataba, fue, increíblemente pésimo el momento. Descubrió un lugar horrible y diferente. La niña que dormida desplegaba ese tremendo sueño, estaba atormentada, y por momentos su corazón parecía salirse de cauce, no quiso seguir con ese mandato, y rápidamente y aún sin experiencia, dio por terminado el sueño.
Toco la frente de la niña, le roció la sien con agua bendita. Cuando sintió una voz que le indicaba su regreso.
Que se presentara a la oficina del jefe inmediata mente.
Lógico, entro en pánico, sabia que a los sueños cuando no cumplen una orden los hacen desaparecer, mandándolos a los desiertos de los sueños donde no hay nada, ni existe nadie, allí luego desaparecen y nunca más se los ve.
El jefe con el ceño fruncido, lo atendió, le dio un par de mosquitas para que jugara como si fuera un niño por crecer, luego le pregunto por su falta de compromiso en el trabajo.
El pobre estaba tan asustado que solo atino a decir, que lo asusto el olor y la convulsión de la niña.
Su jefe le reprendió el comporta miento, le sugirió que de ahora en más, jamás dejara el trabajo sin terminar, que por esta vez solo lo dejaría un día en la montaña desértica de los sueños.
Recordando esto, avanzo rápidamente por el ancho camino al infierno, se encontró con el secretario de lucifer, éste le pregunto si buscaba a sus empleados, que todos estaban en una nube roja, incandescente, llena de alcohol y fuego, que no creía que pudiera sacarlos de allí.
Lo miro sin contestar, paso de largo, dio un soplido impresionante de sueño, y todo se acomodo, desapareció el fuego, la nube y el alcohol,todo junto al secretario. Ellos fueron despedidos como por arte de magia del lugar.
Les hablo, le recomendó comenzar con lo acordado, de lo contrario sus vidas como sueños no valdría nada a la hora de reportar la intensidad de sus trabajos.
Todos se acomodaron, cada cual se vistió como decía el libreto. En el supervisor asomo una sonrisa de satisfacción y juntos comenzaron a ascender.
MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI |