A la Muerte:

Desconocida fuiste para mí en mis años de niñez, reía tanto que no me alcanzaba el tiempo para nada, no conocía de tu existencia, ya que ningún juego infantil llevaba tu nombre. En algunos días de mi adolescencia desee que llegaras, no para poner fin a estos, sino más bien para llamar la atención, no sé de quién, y no sé por qué tampoco, pero la desee, silenciosamente escondido en la sombra de mi habitación.

Tras algún problema en mi juventud, eras alternativa de solución, eras la carta más poderosa para poner término a algún juego que comencé y que no sabía terminar. Ahora me arrepiento con tantas fuerzas de haber tenido tales pensamientos, ya que los años pasan, y tras cada segundo me aferro más a la vida.
Tengo ese miedo consiente, normal de tu llegada; pero me complica que no prorrogues tu arribo, ya que mi corazón cada día se alimenta y se engrándese más en base a la compañía de los que me inspiran en esta vida.

No quiero que te apresures en llegar, porque quiero ver de quien se enamora mi hijo Paolo, quiero saber cómo será la mujer que le robará el corazón; quiero también ver nacer a su hermana y saber cómo llamará a su primer hijo.

No te apresures en llegar, porque tengo que hacerles compañía a mis padres, y a pesar de que me faltará el tiempo para agradecer todo lo que han hecho por mí, tengo que contribuir día a día a agradecer sus actos.

No te apresures en llegar muerte, pues tengo que cuidar de mi mujer, necesito seguir amándola, y sentir los golpes de pasión que me provoca su simple mirada, dame tiempo por favor para no perder sus besos, y dame una vida para demostrarle que lo nuestro fue una excelente decisión.

No quiero que te apresures en llegar muerte, porque sé que tienes que llegar, sería egoísta de tu parte llevarme ahora, sabiendo que seré tuyo tarde o temprano; sólo ilusióname, miénteme y distráeme, que gracias a eso seré completamente feliz.

Conociendo tu ingratitud y tu alta demanda, es que te escribo esta petición con muchos años de anticipación.

Atte: Un padre.

PD: No te apresures en llegar muerte, que no soy útil para ti, sino más bien, para los que respiran en mi sintonía.