El supervisor desolado por no poder contener a los numerados amigos, decidió llamar al jefe, para contarle lo que ocurría, y si los dejaba hacer lo que les venía en ganas.
Señor, señor... estoy intranquilo musito, los sueños hacen demasiadas cosas y no puedo controlarlos, me gustaría saber si usted ya termino con ese trabajo especial, o necesita más tiempo, además le solicito audiencia si es posible.
El señor mayor despertó de su sienta muy enojado, como podía su súbdito despertarlo así, tomo su bastón y lentamente se levanto, solo corrió la mirilla de su nube para decirle que aún no estaba listo, y no importaba mucho las locuras que podían hacer aquellos sueños, que siguiera allí, donde fue confinado hasta nuevo aviso, que no volviera a despertarlo, de lo contrario sería castigado.
Cabizbajo y meditabundo apresuro su pensamiento y la intriga creció ¿que estarían haciendo sus compañeros?, en el camino vio mariposas dibujando el cielo con sus colores, un relámpago amigo lo saludo, mientras le gritaba que la fiesta en las nubes cada vez se ponía mejor, al escucharlo se lamento en su interior, como voy a corregir a estos chiquilines, que pintan y pintan sueños.
El susurro del viento le dejo un mensaje alucinante, entre el azul oscuro brillo la luna coqueta y atrevida, traía en su aura la música más celestial jamás escuchada ni por los sueños, todo se torno bello, resplandeciente.
Veía a los numerados volar sin rumbo, parecían ebrios de placer, ante la majestuosidad de miles de estrellas, junto a la luna radiante y danzarina.
Silencioso comenzó a llamar uno por uno a los numerados, su sorpresa fue mayor cuando descubrió no solo a dos... se encontraban todos tendidos cada cual con su nube, floreando en el centro del universo, quiso llamar la atención de aquellos incurables, pero escucho un clarín anunciando que hoy… San Valentín derramaba sobre la tierra mucho amor, en demasía, el día de los enamorados estaba allí, sobre la tierra y en el cielo, al ver la ternura de esos inquietan tes sueños, San Valentín les otorgo la llanura incandescente del amor y libertad.
El supervisor se sintió tocado por esa varita mágica, que se filtraba en su cuerpo de sueños, y se entrego de lleno a vivirla con flor cita, una bellísima nube cita que lo miraba con sus ojos de cielo, así… los sueños vivían su recompensa, San Valentín les regaló un sol dorado de amor.
Continuara.
MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI.
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