Tijuana BC. Febrero 2012. Hola amor: No ha sido fácil borrarte de mi presencia, aunque creo, al fin lo conseguí.
Te voy a contar mi historia: No podía sacarte de mis pensamientos, en cada lugar de mi mente, solo existías tú.
Llevaba tiempo analizando la decisión, me daba miedo decir un “Te quiero” y oír a cambio un “Yo no”.
Tome una servilleta de la cafetería en la que me encontraba y escribí dos simples palabras que explicaban todo mi sentir: Te quiero.
Me acerqué disimuladamente y le introduje la nota en su bolso, y ella, tocó mi abrigo, quizás se había dado cuenta…
Cuando llegué a casa encontré una nota en la que decía: “Te quiero”.
Pensando en como podía haber sucedido, decidí olvidarlo todo y empezar a hacer lo que realmente me gusta, escribir.
Tome un sorbo de café y repasé lo escrito.
No terminé, cerré mi cuaderno, tome mi portaminas y salí a caminar.
Recorrí un trayecto que me llevó hasta el parque: Teniente Guerrero, plaza que me llena de tranquilidad y exquisita belleza, dentro del contexto urbano que me rodeaba.
Me senté en un banco esperando el anochecer y bajo la luz de una farola empecé un nuevo relato.
Tenía que pensar en algo alegre, bonito, radiante.
Tenía que conseguir vencer aquella amargura intensa que nuestro raro desamor me producía y que no dejaba brotar color en mis palabras, tan solo trazos grises y oscuros.
No era fácil, el daño había sido mucho, sólo que algo me recordó mi infancia, mi niñez, el olor a frijoles recién hechos en cazuela de barro en casa de mi mamá_abuela, su voz contándome algún cuento y sus besos al acostarme
Una sensación de bien estar recorrió mi cuerpo como un escalofrío, abrí el libro de notas que hacía tanto que escribía y el portaminas empezó a correr entre las páginas en blanco. Ahora sí había pasión, ilusión, emoción en las palabras y en las frases.
Recuperaría mi vida y mi narrativa volvería a florecer, tenía que conseguirlo, el amor regresaría, mi corazón esperaría ansiosamente y otra vez recuerdos entrañables invadirían mi mente, mi alma, mi cuerpo.
Gracias, tu desamor. Andrea Guadalupe.
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