Se levanta de su cama y apaga la alarma del celular, camina al baño y se cepilla el cabello rápidamente. No abre la ventana, hoy esta sola y por vagancia prefiere solo encender la luz. Desayuna mientras ve el canal de la música y deja su taza en remojo una vez que termina. Alimenta a sus mascotas en silencio y cierra la puerta que da al patio con llave.
Durante una hora y media no hace más que escuchar música y jugar al solitario en la computadora. Su mente está en blanco, sus labios balbucean la letra de las canciones y de a ratos sus ojos se cierran, a la vez que suelta profundos suspiros, intentando en vano que con ello todos los males que la aquejan se vallan.
Luego de darse una ducha caliente, prepara el almuerzo mientras ve televisión. En cuanto está listo el puré instantáneo lo sirve en dos platos y guarda el que será para su padre. Luego come en silencio mientras intenta recordar lo que debe hacer en la prueba de hoy.-matemáticas es fácil-se dice a sí misma para convencerse de que fue buena idea no estudiar. Cuando termina de limpiar toma sus cosas y sale a la escuela.
Camina lento con sus auriculares puestos (aunque solo ande el izquierdo), de no ser por la música hace tiempo que se hubiera cansado de este mundo tan miserable. De a ratos va con los ojos cerrados, sabe el camino de memoria por lo que no teme tropezar o perderse. Solo los abre de a ratos para cerciorarse de que nadie la mira, pero no hay nadie cerca, por eso adora ese camino.
Confía en que su oído derecho le avisará cuando se acerque un auto, aunque le agrade la idea de que un auto se lleve consigo su vida, una vida que no pidió y que detesta tanto como puede sin atreverse a tomar un arma y acabar ella misma con su sufrimiento. Tiene miedo de hacerlo pero no sabe porqué, quizás será porque en el fondo sabe que un día encontrará un lugar mejor; talvez la razón sea que el instinto no le permite hacer tal cosa; pero lo más probable es que sabe que aún no ha llegado su hora.
Sea cual sea la razón, decide ignorar todos estos pensamientos y apurar el paso, pues siente que se hace tarde. En la plaza ve a dos de sus compañeras y se acerca a saludarlas. Se sienta junto a ellas y recuerda que hoy no se delineó, por lo que saca el lápiz y un espejo de mano de su mochila y se pinta mientras las otras dos conversan animadamente, ajenas a los pensamientos sanguinarios que pasan por la mente de ella.
-¿A vos que te parece?-pregunta una de ellas. Darila las mira un momento y sonriendo falsamente les dice que no estaba escuchando. La misma que le hizo la pregunta se echa a reír y la acusa de nunca prestar atención-¿Para que te cuento entonces?-
Darila se encoje de hombros y se para, pues el timbre de la escuela ya a sonado y no piensa responder, sabe que la gente se enoja cuando es sincera en ese tipo de situaciones.
Cuando entra en el aula se sorprende al ver su mesa vacía, normalmente Nileve se encuentra en ella esperándola. Se sienta y pone su mochila en el banco donde está ella normalmente, saca sus cosas y empieza a copiar lo que la maestra a puesto en el pizarrón. Se sienta de la misma forma que lo hace desde que tiene de compañera a Nileve, puesto que se ha acostumbrado.
En cuanto termina de copiar saca su calculadora y comienza a hacer las cuentas. En poco tiempo termina y entrega la hoja a la maestra, mientras escucha una frase que de antemano sabe que algún compañero pronunciará-¿Ya terminaste? ¿Tan rápido?-. No contesta, no lo cree necesario.
Toma una hoja en blanco y comienza a dibujar un rostro de perfil. Deja el dibujo a un lado en cuanto nota que una amiga a terminado-¿Qué contas?- pregunta como siempre. Pero por alguna razón cuando la otra se acerca a hablar no la escucha, su mente está en otra parte, y por más que su mirada está fija en ella, no puede enfocar nada del mundo exterior en este momento. Y es que desde hace tiempo que está vacía por dentro.
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