Soy en la oscuridad de tu mirada, un reflejo indefinido de tus pensamientos, una llama que lentamente arde sin leña para avivarla, eterna en su incesante tempestad de fuego interno quemando cada palabra de logica que pueda haber en mi mente. Lo siento, te quiero.
En la inconsciente temeridad de un recuerdo que ya no me llega, afloran de nuevo mis miradas en la noche de tus besos, besos que rememoro sin dolor pero con temor de volver a desearlos. No puedo seguir, te amo.
Y sigo preguntandome si querer regresar a tus brazos es razon para abandonarlos del todo, para olvidar todo fruto caido de tus manos, de tus pensamientos, de nuestros encuentros. Me quedo quieta, te llamo.
Si continuar en la brecha dentro de tus propuestas es morir en la tempestad de un milagro, de un regalo ya regalado y abierto por mis labios, seguire aqui esperando un silencio acordonado por otro silencio que me diga que me amas rodeando un pensamiento que te diga que sigo a tu lado. No vuelvo, no me marcho.
Ahora si, dime que es lo que quieres, te respondere observando un gesto que añoro, que rechazo, que me para y me hace andar por las cenizas de mi corazon que una vez quemaron y dejaron arder tus engaños, sin agua que calmase las llamas, sin viento que apagara el rechazo. Aun asi aqui estoy, te quiero, te amo, te llamo y no me marcho. |