Esto de la amistad es cosa extraña y de locos… Tengo pocos amigos, pero, conocidos en abundancia… Les miro y no les miro… No trato de entenderles, tan solo les miro como quien ve a un perro ladrando, moviendo la cola, meando en la calle, en fin, seres que viven sin saber que viven… Juraba que la amistad existía, pero no es verdad… Uno se tiene a sí mismo y la posibilidad de conocerse a sí mismo… Miro mi mundo, mis alrededores, los pensamientos y luego, al final, los deseos… Tengo que entender que soy tantas cosas al mismo tiempo… Es increíble conocerse totalmente, por ello, me miro y entiendo que el camino hacia el autoconocimiento no tiene final… Huele a eternidad… Quizá sea ese el destino, el camino y mi final… Dejando en el camino todo cuanto no es real o necesario…
En esas eternidades me encontraba cuando me crucé con mi propia imagen reflejada en una luna frente a mi casa… Le miré y me detuve un momento… Pasaban los momentos y yo seguía frente a mi imagen… De pronto las luces del cielo y de aquel local empezaron a ocultarse… Me esforcé por seguir frente a mi imagen cuando escuché una voz brotando de una persona a mi costado… ¿Quién eres?, preguntó aquella persona que estaba totalmente cubierta de un sobretodo y un sombrero de copa… Le miré y no podía verle el rostro, pensé que era por la poca luz a nuestro entorno… Miré mi imagen y esta le miró al hombre del sobretodo… Miré la imagen del hombre y no existía… Soy una imagen, respondí… El hombre se puso frente a mí y se quitó el sombrero, luego el sobretodo y pude verle mejor… Era mi padre hacía muerto ya más de cinco años… Hola le dije a mi padre… Hola hijo, cómo estás… ¿ya sabes quién eres?... Sí, respondí… De pronto vi mi imagen parado frente a mí… Me voy con tu padre, me dijo… Mi padre me dijo que estaba bien… Les vi irse por las calles hasta perderles la vista… Miré mi reflejo en el espejo pero no vi mas nada… Volví a mi hogar y entré sin pensar en nada… Busqué mi cuarto y luego de encender las luces me tumbé en mi lecho… No recuerdo cuánto dormí, pero fueron muchas horas… Cuando desperté vi mi cuarto vacío… Estaba tirado en el piso… Me levanté y recordé mi imagen y a mi padre… Salí de la casa y caminé por horas, y mientras paseaba por las calles no pude ver mi imagen por ningún lado… Está con mi padre, pensé…
Llegó la noche y decidí dormir en la calle… Me cogí el rostro, luego, cada parte de mi cuerpo… Estaba completo… Dormí y en mis sueños encontré a mi padre y a mi imagen… Me miraron y me pidieron que me quedase con ellos… Les dije que no… Sonrieron y se perdieron por una de las tantas esquinas de los callejones de mis sueños…
Cuando desperté, estaba en mi cama, en mi cama verdadera… Me levanté y me miré en el espejo… Me quedé sorprendido al ver el reflejo de una mezcla de mi padre y yo… Sonreí y mi imagen sonrió… Toqué el espejo y mi imagen hizo lo mismo… Luego, miré mis manos y las vi muy viejas, así como las de un hombre de la edad de mi padre… Quise salir, pero me sentí muy agotado… Prefería dormir mucho, mucho, mucho tiempo y dormir sin soñar… No sé si lo conseguí pues aún estoy escribiendo estas notas que no sé si soy yo o la imagen de mi padre y la mía…