NAVEGAR SIEMPRE
Parte 1ª
Qué baja la nube
Qué intensa la niebla
Oscura la mar debajo, oscura
Sin horizonte la mar.
Sin perspectiva la tierra esteparia
Donde ajeno quema el cielo
Los pensamientos
Donde la barca hace agua
Donde indefenso te mojas
En el fondo
En el miedo al fracaso
En lo duro de la estepa
Te cortas con la línea, le temes
Horizontal.
Proclamas el dolor
La presión en la cabeza
La incomprensión de los sucesos.
Tiempo tan grave, tan duro de vivir
Fue aquel tiempo
De sabor crudo, estridente. Entonces
Deseas que la muerte, ese sitio bello
Esa mujer hermosa, tal vez
“Me roce con sus labios”, pensé un día. Me lleve
Con ella. Solicitas su belleza y su presencia
En falso modo, mintiendo
Por consuelo. Desesperación sin cura
La barca se consuela con la vista de la costa
Y yo que voy a bordo no tengo sosiego.
Sin consuelo quiero
La muerte. Con sus labios de mujer
Parte 2ª
Más tarde, mucho más, en la misma barca
Envejecida, gastada con los años, muchos los años
Me viene a buscar
A mi barca vieja
Pobre barca la mía
Muerte
No quiero sus labios
No quiero su belleza
No quiero que me lleve
Pobre mi barca. Madera que lucha.
No era cierta mi manera con ella. Ni con la muerte.
No la buscaba
Bellaco mentí por miedo
A vivir
Era terrible dice la barca.
La estepa, la niebla
La mar, el agua negra.
Todo es mejor. Todo querido ahora
Parece
Más se arria la cortina.
Lo que encontramos detrás
De la tela opaca, la que se abre
Exhibicionista y temeraria
Cuando sin pedir su presencia
Cuando sin desearla aparece, sin labios de mujer
Temida
Indeseable, turbulenta, sucia y malvada
Luego explicas a tu barca con el ancla
En la faz
Que temes mas a la muerte
Que a la vida misma.
Aquel fin
Que un día deseaste
Engañándote
Y a la barca, dejando el rumbo
A la deriva, engañabas
Quizás buscando los labios
Buscando con el miedo a encontrar
Absurdo. Y estúpido
Parte 3ª
Ultraje cuando llegó cierta, de veras
Pavor que no quiero. Me engañaba entonces
Y a mi barca
Temía a la vida y, por simular cariño...
Me mentía solo, ante mi persona
Y mi barca.
De gorriones hospital
De bufones fracasados cobijo
De mentiras plena por la fuerza
De la verdad
Temía la vida
Me sobrecojo y aterrorizo
Engañado
Tantos mares, estepas. Barca
La misma me sorprende, la vida
Con cautela y sobresaltos la barca
Con terror la muerte
Con amor cuando navego
Con ella atisbo el rumbo bueno
No existe, persisto, buscando
Entre la bruma
Por ella, por mi barca
¡Que bonita navega!, que diestra. Cuan querida
Pintada toda, adorada entera
Vestida preciosa.
Pintada. Querida.
Aguadulce, 15 de enero de 2004
José María de Benito
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