Pequeño lienzo impregnado en tu esencia
me sugiere tu presencia,
me invita otra vez a soñar con tus besos,
con tu cuerpo recio y varonil,
con tu alma amapola de mis noches.

Espirales de deseos que complacen
el despertar tu tiempo, tu voz, tu piel y nuestro amor.

Este cuarto azul nuestro, único, me inspira
a buscar tú nombre en la memoria del ayer,
conmueve mi espíritu que se disemina
en el aire de tu perfume que aún fluye.

En la penumbra que flota sobre la alcoba
la noche trae promesas,
de idilios sorprendentes que gimen en silencio,
la noche se coloca su corona, y suenan cuerdas,
repercuten días, soles, y un mundo azul estrellado
en medio de aquella vida que nos abrazo.


MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI