Cuando Susana se acomodó en la butaca de esa sala solitaria, las luces se apagaron y comenzó a proyectarse en la pantalla una película de terror. Ella aceptó el reto, ya que se trataba de un concurso en que aquel que no saliera arrancando de miedo, se haría merecedor de un año gratis en ese cine.
La música, que invocaba cadáveres levantándose de su tumba, no lograba descomponerla en lo más mínimo. Su objetivo era ganar y para ello, debería cumplir la prueba con la mayor dignidad y valentía.
Cuando un ser de aliento putrefacto se acomodó a su lado, ella sonrió para sí. Los dueños del cine harían todo lo posible para que ella se espantara y saliera gritando de la sala. Pero no, ella soportó ese aliento fecal y sin mirar al sorpresivo acompañante, continuó mirando la pantalla. Allí se sucedían escenas espeluznantes, que no dejaban de atemorizarla.
El cadavérico ser, comenzó a susurrarle al oído con una voz fantasmal: -“Tú serás la próxima”. Y ella largó una risotada que reverberó en el recinto vacío.
Detrás de ella, sintió gemir a una mujer. No quiso voltearse y sólo ensayó una morisqueta. Parecía una anciana que se quejaba y lloraba lastimeramente. –“No lo lograrán”-se dijo Susana y continuó embebida en el film. Pero, unas manos sarmentosas comenzaron a acariciar su cuello y ella pensó que se estaban excediendo. Pero, aún así, no cejó en su empeño de mantenerse imperturbable.
El repulsivo ser, se apegó a ella y la chica pudo ver de reojo un par de enormes globos oculares asomando en sus carcomidas cuencas. Su corazón dio un brinco, pero fue lo suficientemente resuelta y simuló que aquello no le importaba en lo más mínimo.
Así, asediada por ese macabro ser, rodeada de otros esperpentos que se sumaron a ese horripilante plan, Susana aguardó que la película finalizara y cuando se encendieron las luces, se levantó triunfante de la butaca y se dirigió a la salida.
Allí, la aguardaban el gerente de aquel cinematógrafo y varios personeros, los que la felicitaron y le entregaron el abono por un año gratis. Susana agradeció cortésmente el obsequio. –Ha sido una experiencia realmente espeluznante- dijo ella- pero lo que más me aterró fueron esos personajes disfrazados que enviaron ustedes para que me asustaran.
El gerente y los demás empleados se miraron con un gesto de sorpresa.
-Perdone señorita, nosotros no hemos enviado a nadie para atemorizarla. Con la película bastaba y sobraba, porque el terror estaba garantizado.
Susana se quedó muda. Recordó las palabras del ser aquel: -“Tú serás la próxima.” Y no soportando más, cayó como piedra al piso…
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