Capitulo 1: Buzios, Brasil
Siempre quise conocer el extranjero y salir de Chile antes de morir, ya que era el año 2010 y se acercaba el tan bullado 2012, además a mis 29 años no había salido nunca del país.
Así empecé a ver opciones y cotizaciones y presentárselas a mi esposa para consultarle su opinión y de tanto ver, una pareja de amigos nos mostro fotos de su viaje a Rio de Janeiro y Buzios. Entonces tomamos la decisión, viajar a Rio de Janeiro, pues teníamos mas amigos que también habían ido a Buzios y era un lugar muy común para los turistas chilenos y mi señora no quería ir a un lugar tan visitado por cercanos.
Con la decisión tomada me contacte por email con la agencia de viajes y le pedí la cotización de Rio para cierto hotel, entonces la agente se equivoco y me envío tres opciones para Buzios, yo le hice ver que había un error, pero de todas maneras le mostré las opciones a mi señora, entonces me llegó la cotización de Rio pero mi señora dijo “me gustó Buzios, vamos allá mejor??” … y finalmente compramos el paquete turístico a Buzios… quien las entiende, verdad??
Nosotros vivimos en Coquimbo, ciudad puerto a 450 kms de Santiago de Chile, hacia el norte, por lo que tuvimos que viajar por tierra hasta Santiago y de ahí al aeropuerto internacional. Era la primera vez que nos subíamos a un avión, y la sensación fue excelente, sentir las turbinas y motores al máximo y quedar pegado al asiento cuando el avión aceleraba para despegar fue lo mejor. Hicimos escala en Sao Paulo y de ahí a Rio y cuando nos bajamos la humedad hizo que nuestra ropa se pegara al cuerpo, y en esa pasada por el aeropuerto debo haber perdido algunos gramos jaja.
Luego vino el viaje por tierra hasta Buzios, ya estábamos cansados de viajar así que dormimos gran parte del camino para llegar a nuestro destino cerca de las 18 hrs. Y para nuestra sorpresa estaba oscureciendo.
Llegamos a la posada, quedaba cerca de la playa Joao Fernández, una habitación simple con una cama dos plazas, tv baño, pero un balcón con una vista espectacular de la playa. Dormimos un rato y después bajamos al centro, a Rua das pedras, por la Costanera Bardot, famosa por la estatua de Briggitte Bardot. Las fotos respectivas y llegamos al centro y encontramos un lugar llamado “Todo No Espeto”, unas brochetas inmensas, con carne ciervo, pollo, vacuno, lo que quisieran, todo acompañado por caipiriña, riquísimo.
Al día siguiente un city tour y luego almorzamos en la playa Ferradura. El resto del día, playa y más playa.
El siguiente tour fue el de Cabo Frio, nos toco día nublado y frio, pero eso no nos impidió disfrutar del viaje, aunque el viaje en lancha fue bastante movido. Conocimos Arraial do Cabo y sus hermosas playas. Al final del viaje se nos caían los parpados del cansancio, pero teníamos que cenar aun, jeje. Nos juntamos con unos amigos de Sao Paulo que conocimos en el tour y fuimos al Chez Michou para ver el partido de Inter de Porto Alegre contra Sao Paulo, lamentablemente para nuestro amigo, su equipo quedó eliminado.
Con respecto a la comida, aparte de las brochetas que parecían espadas, comimos pescado, el dorado se llamaba uno y en Joao Fernández comimos anchoas, muy buena, todo con caipiriña en la mano, no lo olviden.
Por último, fuimos a un evento de samba, en un pub restaurant, música en vivo y luego un bailarín, sacaba a las mujeres a bailar, y el plato fuerte, una mulata de 2 metros (incluye los tacos de los zapatos) que sacaba a los hombres a bailar, me toco bailar la botella, lo hice tan bien que me toco repetir jajaja… todo acompañado de pizzas y, por supuesto, caipiriñas…
Luego la vuelta, pero fue una bonita experiencia para ser nuestro primer viaje al extranjero, playas, comida, baile y caipiriña… seguramente volveremos algún día.
Capitulo 2: Isla San Andres, Colombia
Después del primer viaje, quedamos con el gusto de viajar y planificamos para el 2011 otro viaje, esta vez fue casi unánime y menos tramitada la decisión de ir a Colombia, Cartagena de Indias o San Andres, por comentarios en internet nos decidimos ir a la Isla.
Al principio del viaje, el mismo recorrido, por tierra desde Coquimbo a Santiago y luego al aeropuerto para tomar el vuelo a Bogotá y hacer el trasbordo para llegar a San Andres. Al llegar al aeropuerto de Bogotá nos revisaron como no nos habían revisado en Brasil, con perros y todo después de un recorrido en bus desde los vuelos internacionales a los locales y pudimos apreciar la enormidad del aeropuerto. Luego abordamos para el último tramo del viaje y pudimos ver el famoso mar de los siete colores justo antes de aterrizar, y si en Rio de Janeiro la humedad nos cayó encima, en San Andres fue un horno, literalmente. Así que llegamos al hotel y nos fuimos al agua de inmediato.
El hotel tenía acceso a una piscina natural de agua salada, y una artificial, lo primero que hicimos fue entrar al mar a un agua bastante tibia y tranquila y estuvimos ahí por un par de horas hasta que nos dio hambre para ir a cenar. El restorán del hotel quedaba sobre el agua, era pequeño pero muy bonito y la comida también era muy rica, pescados, carne, mariscos, ceviches, etc. Y los jugos naturales también muy buenos.
Luego de cenar fuimos al mini bar del Hotel donde nos atendió Erick, un negro (al decir negro no es despectivo) simpatiquísimo que no te permitía tener el vaso vacio, así que, conociendo a los chilenos y su gusto por el ron cola, fue un vaso tras otro, y junto a nosotros una pareja de colombianos, de Cali, nos invito a una discoteque, donde también fue un vaso tras otro de ron cola, mezclado con bailes sugerentes, jajaja. Por suerte la mañana siguiente no fue tan terrible como podría pensarse, será que el ron colombiano es de otra calidad o que al transpirar bailando botamos alcohol, no lo sé, pero al día siguiente fuimos, junto a mi señora, los únicos sobrevivientes de esa dura noche.
Luego del desayuno, salimos a buscar tours para conocer otros aspectos de la isla, no tan solo la piscina y la playa. Contratamos un tour de un semisubmarino, que es un barco con fondo transparente para ver el fondo marino, muy bonito, pero un par de días después hicimos el tour de las mantarrayas que ha sido el mejor tour comparando ambos viajes. Llegamos en lancha después de un recorrido por la parte norte de la isla, viendo estrellas de mar y otros ejemplares de la fauna marina isleña. Y llegamos, estábamos “mar adentro” se podría decir pero el agua nos llegaba al pecho y las mantarrayas pasaban a nuestro lago, el guía las detenía y se podían tocar y fotografiar. Bonita experiencia, pero no termina ahí, luego, entre unos cayos, con máscara y snorkel nos llevan por el tour llamado el “acuario” donde se pueden ver una variedad de peces en su hábitat natural, y el guía nos dio pan de molde para atraer a los peces y ver un lindo espectáculo. Tan lindo y cercano que algunos peces me mordieron los dedos, pero es una experiencia que va mas allá del costo económico y que para mí fue impagable. Luego llegamos a un islote y cruzamos caminando en medio del mar a otra isla, donde vimos iguanas, como para terminar un gran día de tour.
El tercer y último tour fue a la isla llamada Johnny Cay, o sea, el cayo de Johnny, ya que San Andres está rodeada de cayos hay muchas islas cerca y el mar nunca es profundo. Bonito el tour, una playa con mas oleaje que en San Andres y rodeado de palmeras, todo muy tropical.
En cuanto a las comidas, como íbamos con paquete todo incluido la cadena de hoteles nos permitía almorzar y cenar en cualquier hotel de la cadena alrededor de la isla, aparte de nuestro hotel, fuimos a uno que estaba una cuadra, era buffet. Pero el más lindo estaba retirado y estaba rodeado de vegetación, una piscina inmensa y contaba con actividades en la playa como voleibol o futbol playa. Ahí comimos pulpo, jojojo.
El paseo peatonal contaba con tiendas que vendían desde ropa interior Victoria Secret para mujeres hasta Licor de Coco en las farmacias. Perfumes que costaban US$50 que aquí en Chile cuestan US$100 o US$120.
Bueno, aparte de los tours, caminatas y comida, el resto del tiempo fue descanso y relajo en la piscina, al lado del mini bar, tanto así que nos toco una lluvia intensa de unos 10 minutos y nosotros en la piscina, excelente.
Así llegó el ultimo día, pero con la sensación de haber vivido una gran experiencia, en especial estar en contacto con la naturaleza y conocer las mantarrayas, imperdible.
Y para terminar, un saludo para el barman, Erick, sírveme otro…