los escalones huecos ya casi ni aguantan el peso de tus penas, la guarida sin rostro ni nombre se niega a refugiarte del reflejo de aquellos mechones negros, cuando te quieras dar cuenta, el musguito cubrirá tu cara y de los pies te nacerán setas, aquel avión cuenta maravillas de las vidas lejanas que nunca tocaste, aparecerá el aparejador de un momento a otro para pedirte las medidas del agromensor para realizarte un mirador que apunte al lejano mar. en tus ojos pasaran por allí las tardes, los sueños de lejanía, de vida, de música que escapa por la puerta de tabernas repletas de humos sabios, de gentes instruidas en la no instrucción, de anhelos que te recorren distraídos, de pillos, de doctorados en miradas, de fogosos rincones, de escondidas caricias que manos arrinconan, de escarcha que en tu piel se evapora, sueños en los que tu culo ya no se sienta