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EL MISTERIO DEL FARO 1.076 palabras

E
n aquél lejano faro, el viejo Torrero murió en una tormentosa noche cuando se desató una terrible tempestad.
La mar estaba picada, las inmensas olas amenazaba destruir el almacén de abastecimiento que estaba en la parte baja del faro.
El guarda faro compartía la rutina con su joven hija de 14 años de edad. Su madre había fallecido tres años atrás a causa de una caída cuando bajaba las escaleras de caracol, resbaló, y salió disparada por una de las ventoleras, cayó sobre el farallón; su cuerpo, quedó disperso sobre las rocas.
Aurora y su padre, estuvieron recogiendo los restos mortales durante cuatro días con muchas penurias.
Ese día de la tormenta, el viejo capitán estaba de guardia arriba en los fanales. Bajó velozmente para poner a salvo los alimentos, ya que el próximo barco de aprovisionamiento, tocaría allí dentro de tres meses. Era este el itinerario de la ruta. Aurora dormía su turno, ya que le tocaba subir a los fanales a la una de la mañana para reemplazar a su padre, hasta las seis, hora en que terminaría su primer turno del día.
Cuando el viejo farero llegó al cuarto donde las provisiones reposaban, una ola traspasó el umbral del estrecho aposento; llenó su interior con una bocanada de agua salada, tomó de sorpresa al veterano capitán, lo golpeó contra la sólida pared de piedra dejándolo sin sentido. A esta oleada, le sucedió una cadena de interminables inundaciones que duró cuatro horas seguidas, cuando volvió en sí, no tuvo fuerzas para luchar contra los temibles golpeteos.
Cuando Aurora despertó, flotaba sobre los salvavidas de corcho que su padre mantenía unidos a su camarote para prevenir cualquier emergencia.
La niña chapuceando logró salir con vida, y tuvo que esperar hasta el día siguiente cuando el nivel del agua bajó, encontrándose con el triste y macabro cuadro de la muerte de su padre.
A pocos metros y al lado de los restos mortales de su madre, reposó en su última morada el ajado, viejo y zorro cuerpo de su querido padre, el lobo capitán.
Los barcos encargados de proveer los comestibles y encomiendas, tocaban en el viejo faro con la misma regularidad de costumbre.
Al preguntarle a la niña el por qué no salía su padre a recibirlos, ésta contentaba:
—Está con mucho trabajo y no quiere abandonarlo, reconstruye, repone las piezas del fanal, quiere que estas duren una eternidad.
A pesar de que Aurora estaba sola con la dura faena, el viejo faro no dejó de cumplir con su tarea.
La misión de éste era evitar que los navegantes en horas de la noche, estrellaran sus naves contra los mortales arrecifes y farallones donde este fue erigido.
Este nocturno destello rompiendo con intermitencia la clámide de las oscuras noches, indicaba que debían mantenerse todas las embarcaciones separadas de sus mortales orillas 2 millas (3,704 metros) aproximadamente. Significando también, revisión de ruta, de acuerdo del mapa de navegación.
El mecanismo de esta torre era totalmente mecánico y manual, trabajo que requería la presencia de dos personas fuertes y resistentes, ya que había que manipularlo todo a mano.
Consistía de una base para una pequeña llama; ésta podía ser una vela, lámpara de kerosén, gasolina, alcohol, como también podía ser gas de carburo, cuyo nombre técnico es Acetileno. Pero esto era algo especial por su gigantesca altura, era imposible utilizar gas de carburo por lo complicado de la pesada maquinaria para producirlo y almacenarlo en aquella época.
Solamente se podía usar una vela especial de gran tamaño y grosor para que durara una noche completa, 12 horas. El mecanismo era el siguiente:
Al fondo de la llama, o sea, detrás de ella, estaba colocada una brillante pantalla o reflector. Este proyectaba la luz a una lente de aumento, este lo convertía en un potente rayo, lo proyectaba en forma oblicua a otra lente más potente, allí era ampliado a una amplitud de 1.000 por 100. Mil por ciento.
Este mecanismo estaba montado sobre un engranaje compuesto de 35 piezas, terminando en una manivela o manubrio del cual, una persona le daba vueltas durante diez horas nocturnas sin interrupción.
El fanal debía encenderse a las seis de la tarde, (18 hora militar) hasta las seis de la mañana. El movimiento del destello, empezaba a las ocho de la noche, (20 hora militar) hasta las seis de la mañana y no se podía interrumpir.
El viejo capitán al ser nombrado guarda faro, se mudó con su esposa e hija, y entre los tres, hacían el trabajo del fanal sin contratiempos.
Al morir la esposa, la faena quedó repartida entre padre e hija; ahora Aurora, quedó sola para desenvolverse.
Después de muchos años, Aurora no salía como de costumbre a recibir las provisiones, a cambio, colocó un letrero en una de las puertas del granero donde decía:
“Como estoy sola, no tengo tiempo de atenderlos. Por favor dejen alimentos, encomiendas y órdenes dentro de la despensa, la llave esta encima del dintel de la puerta. Gracias”.
Los capitanes comisionados para tales faenas, obedecían el escrito y dejaban lo correspondiente dentro del cuarto indicado, mientras que el faro trabajaba cumplidamente con todas la reglas en sus horas correspondientes.
Al cabo de un determinado tiempo, los mensajeros conseguían la puerta cerrada, se marchaban sin dejar nada, ni comida, encomiendas órdenes, en fin creyeron que el faro estaba abandonado; pero éste seguía sus funciones correctamente
Noventa años más tarde, uno de los capitanes, al ver que las dos puertas de entrada al interior del faro, permanecían con magnos candados y en estado avanzado de corrosión, ordenó volar éstos con el fin de hacer una investigación.
Al romperlo, se consiguieron con un sólido muro de piedra, ocupando la cavidad interior del aposento en todo su interior del faro, desde la planta baja, hasta la cúpula, no consiguiendo a nadie que cuidara de él. No había señal de un ser viviente; pero en las noches, el mecanismo funcionaba como si alguien estuviese dándole vueltas a la manivela para que éste girara en su forma normal.
A raíz de esto, el faro fue abandonado por los proveedores y mensajeros.
Ciento ochenta años después del incidente, el misterioso faro estaba convertido en una leyenda porque su funcionamiento, aún era perfecto.
Dicen que todas las noches, los que viajan cerca del faro, alcanzan a ver una figura de mujer trabajando sobre un manubrio haciendo funcionar el fanal.

Reinaldo Barrientos G.

Rebaguz

Texto agregado el 07-02-2012, y leído por 492 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
08-02-2012 Hola, prometo leerte cuando acabe de cenar. collectivesoul
07-02-2012 Hermosa Leyenda. Atrapante relato, excelente. Felicitaciones. Mis***** girouette
 
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