Yo, y el solo que esta en el patio,
solemos volver a nacer
con un cigarro y una taza de café.
Doble vida de viejos lenguaraces,
que preludian su propio infarto
desde la perspectiva de lo ajeno.
Se roban en silencio, el toxico letargo,
y lo convierten en verdad.
Texto agregado el 05-02-2012, y leído por 357
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Lectores Opinan
06-02-2012
la pregunta es: ¿cuanto realmente nos amamos? El que poco se ama poco ama. Selomi