Que mejor lugar que un colectivo
Para encontrarse consigo mismo
Para vernos en aquel vidrio
Y llorar o reír.

Mientras escribo tu nombre
En aquel frágil libro de cristal,
Siento que mi amor por ti se evapora
Y que poco a poco se desempaña el libro.

Traté de expirar sobre el libro para perpetuar tu nombre
Pero de pronto recuerdo la realidad,
Aquella laguna sombría, el castaño deshojado
Aquel auto destrozado frente al clavel rojo.

De pronto veo tus ojos marinos
Y sin más, recuerdo mi despedida
Tus labios en los míos por última vez
Tu mano de espuma rosando mi mejilla.

Mil cuchilladas siente mi cabeza: cefalea
El petróleo penetra por mi nariz
El fuego quema mis recuerdos
Veo sin poder ver.
Vi sin poder verte.