PAPA DEL AÑO. (NARRACION).

Les prometimos a nuestros niños que si seguía el buen tiempo, ese domingo los llevariamos al cerro San Cristobal. Visitaríamos el zoológico.
El día señalado había una largísima fila para el funicular; mi marido dijo:
-Ya, subamos caminando, no mas.
-Papá, te echamos una carrera... quién llega primero arriba! Le desafió nuestro hijo
-No!... Me duelen mucho las rodillas!
-Pero ándate por el camino, nosotros con mi mamy nos vamos por las escaleras. Igual nos puedes llegar a ganar!
-Trato hecho!...Voy a comprar maní, para regalarle al que gane!

Acto seguido se dirigió al kiosko donde vendían los paquetitos.
Las dos niñas, Ricardito y yo, nos fuimos súper rápido, subiendo de a tres escalones .
Jadeando nos sentamos en la explanada del zoológico a esperarlo.
Después de diez minutos lo divisamos dando manotazos en el aire como si matara moscas.
-¿Y el premio?...Donde están los manies? gritamos todos.
-¡Ah!...Se me olvidó!... la mitad me la comí, la otra se me cayó
tirándomelos a la boca para no aburrirme…
Estos dos son los últimos!... y como riendose del enojo de los niños y mío también se los tiró uno detrás del otro a la boca.
¡Que bueno, le achunte!