Mi nombre no importa, ni mucho menos el de ella, es suficiente con que yo sepa su nombre y lo recuerde en las noches con cada sueño, aunque a veces parece variar, sin embargo sigue siendo el mismo.
No es necesario que especifique donde ocurre, ni mucho menos su fecha, de hecho no la recuerdo con exactitud, eso creo que no me hace un escritor predilecto, pero no hay mejor forma de expresar lo que sientes o piensas, así mismo diré que mi vida no es precisamente un mar de aventuras, pero no es esta la primera vez escribo sobre mi vida, espero que tampoco sea la ultima; pero creo que eso no es de interés ahora, por eso sin más allá ni más acá lo digo:
Me parece extraño que siendo esta una ciudad tan fría, se presentará un día tan calido como ese, me parece también extraño que siendo esta ciudad tan grande nunca antes me hubiera sucedido, también me parece extraño que mi mente recuerde tantos detalles y no cosas mas cruciales; la tarde iba sobre las tres o tres y media y no recuerdo si regresaba o salía de la casa, pero tampoco importa; como nunca ese día todas las ventanas estaban abiertas y como de costumbre yo estaba sentado en la ultima fila de sillas, pues debido a mi estatura las otras me impedían sentarme cómodo por el poco espacio, y la silla del fondo queda totalmente despejada y ahí era donde yo estaba, sintiendo la calida brisa de esa tarde cómo hacia tiempo no la sentía y viendo pasar entre sombras recuerdos de mi infancia y lo que hasta entonces llevaba de vida, árbol tras árbol pasaba por la ventana y el ruido de los autos parecía silenciarse cada vez más, un hombre se sube y canta un par de canciones que no había escuchado antes, una me hizo pensar en ella. Una brisa calida, una luz de atardecer temprano que se atenuaba por los edificios de la ciudad, una canción de guitarra y un recorrido en bus, recordando, solo lograron que me invadiera el sueño, sin batallar…… caí. Fue un sueño vano y corto, pues nunca logré dormirme bien, pero no percibía quien entraba o salía, me despertó lo que yo creía era un recuerdo de su aroma, al reponerme totalmente me dí cuenta que solo habían vacías dos sillas, y aunque no tomaba esa ruta a esa hora, ese día era diferente, iba más tranquilo y feliz que de costumbre, hacia dos días que había renunciado y aunque suena extraño iba sin menos preocupaciones a lo casual, el trabajo no me gustaba.
Su aroma aun seguía en el aire, ahora si estaba seguro que no era un recuerdo, pues antes había sucedido pero el recuerdo no duraba, cuando de pronto y así como así, su voz, escuche su voz, su risa, sus palabras; una figura se levanta de la parte delantera, y se aclara rápidamente, es ella, acercándose a mi, pues eso había creído, pero ni siquiera me dirigió la mirada, ¿no me había visto?, o ¿no quería hablarme?, fue lo único que paso por mi mente al percatarme que no caminaba hacia donde yo estaba, sino a la salida, estaba tan atónito con su presencia que a pesar de saber que era imposible el que estuviera ahí, no lo tome en cuenta y tan pronto, ella bajo del bus yo la seguí dejando salir su nombre, era raro que no volteara, y la llame con el desespero de algo que se te escapa……….. seguía sin reaccionar, dejándome sin mas alternativa que correr tras ella, no me tomo más de diez pasos, puse mi mano sobre su hombro para obtener como respuesta un movimiento brusco, se asustó, se dio vuelta, y ahí estaba……………….
Ella………….. no era, y entonces todo se presentó tan claro ante mi, era imposible, ella ni siquiera estaba en la ciudad, como iba a ser posible que estuviera en el bus……
Marco Miranda
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