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Corría la tarde de ese mismo día. Habían decidido caminar para despejarse un rato y visitar a Ester y Uno para conversar este tema nada de bueno.
Des se veía algo destrozado. Min lo acompañaba de la mano sin decir una palabra o emitir ruido alguno más que su respiración y los pasos al andar.

- Era demasiado bueno para ser verdad ¿Cierto? - preguntó Des con algo de grosería implícita en el tono de voz.
- Mmm - asintió algo muda Min a tal ataque verbal - Todo es mi culpa.
- Sí que lo es ¿Cómo le dirás esto a tus amigos? ¿Has pensado siquiera un poco en cómo van a reaccionar?
- No, no lo he hecho - ella comenzaba a sentirse realmente mal, al borde de un nuevo colapso y echarse a llorar.
- Claro, era obvio. Lo has escondido toda tu vida, casi. No has pensado en nada más que en tu propio bien, arriesgándote a que tarde o temprano pasara y bueno, acá estás.
Ella había comenzado a llorar nuevamente. Soltó la mano de Des y paró de caminar.
- ¿Qué tienes en mente, Min? - él preguntó tratando de calmar un poco la situación dándose cuenta que lo que había dicho, a pesar de cierto, tení un peso considerable de disgusto y acusación - Si te vas, será una total transformación.
- Lo sé. No quiero irme, pero debo arreglar esto de una vez por todas.
- Está bien, vamos.

Al llegar a casa de Uno y Ester las cosas no mejoraron. Uno estaba en shock y Ester no podía controlar su ira ante tal tema, escondido por años, confianza desmoronada en segundos. Pasaron horas sin dirigirse la palabra entre los cuatro presentes. Uno, como siempre, tomó la iniciativa.

- Supongo que esto no es una puta joda, porque si lo es, te puedes ir a la mierda, Min. No me gustó para nada todo lo que me acabas de explicar o tratar de explicar, porque de verdad, no lo entiendo. Soy tu amigo, casi un hermano para ti, ¿Dónde quedó eso? ¿Dónde dejaste la confianza, nuestra ayuda mutua, nuestros no secretos? - Uno estaba alterado, lo suficiente como para que Min cerrara los ojos cada vez que él movía los brazos, creyendo que en cualquier momento recibiría un golpe - Por la mierda, no puedo creer esto... Min, sal de mi casa... ahora.
- Victor, yo... - Min trato de no quebrarse, pero Uno la interrumpio con un fuerte grito, lleno de ira, pena y desilusión.
- ¡Yo nada, ándate, ahora! - la resolución suya estaba hecha a este punto - Y Ester, cierra la puerta cuando salga.

Des tomó a Min de un brazo y la sacó del lugar lo más rápido que pudo, antes de que las cosas empeoraran. Al cerrar la puerta se escuchó un grito de furia dentro de la casa, seguido por llantos: Uno lloraba por primera vez en años.

Min se safó de Des y corrió dejándolo atrás. Des, cansado de todo la dejó ir y se echó al suelo mirando al cielo en la vereda frente a la casa de Ester y Uno creyendo que mañana sería un nuevo día y las cosas volverían a ser como antes y todo se arreglaría. Le costó, con el tiempo, reconocer que el mañana, no llegaría pronto.

Min entró a su casa con su cara demacrada, tomó su chaqueta y volvió a salir. Su chaqueta y algo de dinero. Su casa quedaría abandonada, no sin antes volver a la plaza y mirar las nubes de aquella ciudad que le dio el amor que ahora perdía. Juró volver, juró encontrarlo nuevamente. Metió la mano derecha a su bolsillo y ahí estaban: algunas de las cartas que Des le regaló. Una dio el puntapié para lograr volver a conectar los lazos, la dirección de Des. Dentro de su pena y agotamiento, se sintió esperanzada y sonrió poniéndose los lentes de sol que él había dejado en el otro bolsillo, llamó a su madre y le dijo que estaba lista, ella le dijo que la esperaban con su hermana en la estación, también estaban listas.

Sabía que volvería, pero al contrario de Des, ella sabía que no sería pronto. Trataría de hacer correr el tiempo lo más veloz posible, para que a fin de cuentas, un año después, se reencontrara con esos labios y esas manos que adoraban abrazarla por la espalda.

Texto agregado el 02-02-2012, y leído por 96 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
02-02-2012 DE MI SABRAS POR LA BELLEZA DE LAS FLATULENCIAS, ELLAS TAN NATURALES COMO TÚ O COMO YO. Y RECUERDA, SI NO APRECIAS LA BELLEZA TODO CUANTO HAGAS SERA UNA CAGADA. jarico
 
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