Estoy viviendo en la vieja quinta nuevamente.
También está doña Sofía. Ambos fuimos
despedidos vergonzosamente de la casa de mi
hermana, luego que esta se enteró de mis planes
para con Úrsula.
Lo peor es que la culpa fue mía por contarles a
ustedes Cuenteros.
Sí, porque Cabeza de Glándula, el hijo del
farmacéutico, también está acá en la Página.
Todavía no he descubierto cual es su nick. Pero el
muy turro me lee y así se enteró de lo de Úrsula y
corrió a contarle a mi hermana y con toda seguridad
a Érika. Mi hermanita no lo podía creer, así que
entró en la página y leyó todo el capítulo anterior.
Subió a mi dormitorio y empezó a tirar todas mis
cosas por la ventana.
Doña Sofía, pobre, calladita, agarró sus cositas y se
fue por la puerta del fondo. Cuando yo llegué y veo
toda mi ropa y mis libros en la vereda, entendí
enseguida el mensaje. Así que llamé un taxi, cargué
todo y me las tomé para la quinta. Allá estaba doña
Sofía, quien ya estaba preparando el mate y me
ofreció uno, sin decirme palabra.
¡Pobre viejita linda! Era incapaz de recriminarme. Le
debo otra.
Pero lo peor todavía no ha pasado. Me falta la
reacción de Erika, porque Cabeza de Glándula está
enamorado de ella y ya le debe haber contado y si
se llega a enterar su hermano Adolfo, ¡soy hombre
muerto!
Pero quién, entre todos los cuenteros, será el
maldito soplón.
Si me estás leyendo, desgraciado Cabeza de
Glándula, da la cara, porque de lo contrario iré a la
farmacia de tu padre, hablaré con él y le contaré
todas las marraneadas que me has hecho, tanto a
mí como a todos los compañeros del colegio.
Le contaré de cuando nos vendías Clorhidrato de
Yoimbina, para que se lo mezcláramos en los
refrescos de las chicas y se calentaran y perdieran
la cabeza y la virginidad, pero que nunca nos dio
resultado. O que ya más grandes nos vendías
preservativos que los afanabas de la farmacia y lo
de los condones con escamitas que estaban todos
agujereados y así se preñó la Nancy y el pobre
Cohen se tuvo que casar con ella. Menos mal que el
embarazo no llegó a término por el accidente que
sufrió la Nancy y lo perdió, y siguen viviendo juntos
porque eso los unió y se aman. ¡Menos mal!
Y le contaré también del campeonato de
masturbación que ganaste al ser el primero en
acabar. Es más, lo publicaré en el Boletín del Club
para que se te caiga la cara de vergüenza y Erika te mirará con asco y seguramente a mí me perdonará, como siempre. No creas que me costará mucho averiguar bajo que nick estás escondido, maldito alacrán.
Disculpen ustedes señores cuenteros que me haya
dejado llevar por la ofuscación y en vez de
brindarles un relato con humor, tengan que leer
esto. Si sospechan de alguno que pueda ser el
Cabeza de Glándula por favor me avisan a mi LdV.
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