Hoy la suerte está echada, comienza el juego, mi hora de partir se encuentra cerca... Puedo sentir su incoherente y apática respiración sobre mi nuca, por mis venas no corre ni correrá sangre hoy solo llevan orgullo y rivalidad, ¡una vez amigos, una vez amantes, una vez uno solo!
Ahora somos poder luchando cara a cara por el poder, la desgracia del uno será la gloria del otro. Una vida dediqué a ser tu musa pero más que eso tu maestra, ahora me has superado lo cual es más sublime orgullo. Lo lograste y cuando lo hiciste olvidaste debido a quién.
Un amor convertido en ruinas dolor y desdicha, hoy lo que no sabes es que no solo el viento sopla a mi favor, pués esto apenas finaliza algo que nunca existió y sabes que el tiempo ya eligió otorgarme la razón.
Rogué a los dioses en la cima del Olimpo y las profundidades decadentes, oscuras del mismísimo Tártaro, me convirtieran en ¡Eternidad! Para acunar por siempre este amor, pero lo han concedido hoy que clamo ¡No por Amor! Pero si por muerte, por la muerte de tu ser.
He sido fielmente tu sombra, incluso hasta en este letal instante, siglos decadentes de sentimientos con voz propia, que prolongan mi desdichada y desgarradora inquisición, el Tribunal del Ayer abre sus puertas al Pueblo de Dios.
La sesión comienza con pruebas irrefutables que manchan de impía inclemencia mi sutil presencia, pasando de ser testigo y fiscal a ser sospechosa de tan oscuro tribunal. Ya han dado su veredicto... ¡Culpable! dictando sentencia, emana mi condena convertirme en fiel seguidora de vuestro impúdico corazón.
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