EN MIS BRAZOS TE RECOGERÉ CON MIS VERSOS
Te cantaré, mujer, espejo de los versos:
Quiero tus dedos explorando mis continentes
buscando una playa, para extender
la manta de la pasión, la ternura,
en mi tierra de la cual vine,
junto a duraznos en flor
con sus perfumes estivales.
Ven con embarcación al viento
pon las manos en el muelle
intérnate por los senderos
mullidos de bosques,
viviremos las flores
de las primaveras,
las hojas otoñales,
los veranos del trópico,
en inviernos, seremos uno
con tempestades mutantes a la luz.
Adéntrate a la pradera de mi pecho conversador,
al oído te sorprenderá el reloj del Universo
paseando por los interiores de tu mundo
despertando la piel de los días.
Al estar de frente a tu costado
acunarás mi alma, la harás hija,
la alimentarás en tu altar
con el incienso de tu mirada.
Ella te regalará tiernas estrellas
hacedoras de caminos a jardines
de los colores del arco iris.
Será locura diaria, volaremos
por espirales de constelaciones
por océanos de temperamentos
por cordilleras de sensaciones
por rutas de aves migratorias.
Serás el poema que al cantar
a la luz de los faroles de mi cerebro,
hará día la oscuridad de mi soledad.
Serás la golondrina que vendrá
a construir su nido en mi ojos,
buscaras los brazos de mi sonrisa
para un horizonte compartido.
Y…
mis manos se posarán en tus valles, planicies
tu cuerpo se arqueará en mis brazos
la pasión vivirá con el ímpetu
de la leña que se quema en
las palmas del horno
de nuestros soles,
Seremos dioses inmortales
con versos entre las murallas de la ciudad
donde viven, perviven las pupilas del amor. |