EXTRAÑO ACCIDENTE


Patricio y Jaime llegaron al punto donde cayó el avión al mediodía. En un lugar cercano, un individuo de expresión demacrada, enfundado en un abrigo negro, hacía apuntes en una libreta.
El área del desastre se encontraba en la parte alta de la ciudad, cerca del aeródromo del club aéreo. El avión, un Cessna, se desintegró y había restos humeantes diseminados en un amplio radio. La parte delantera estaba aún en llamas y no parecía haber personas con vida.
Cuando sintieron el impacto, Patricio y su amigo Jaime, que se encontraban por casualidad en la zona, se dirigieron de inmediato hacia donde se veía el humo negro elevándose desde el sector del siniestro. Si bien habían pasado unos quince minutos, ya se encontraba en el sitio un carro de bomberos trabajando arduamente en apagar las llamas que aún ardían en algunas piezas del avión y en los árboles alcanzados en la caída.
A esa hora hacía bastante calor y se sentía aún más sofocante por los mini incendios generados con el impacto del avión al caer a tierra y explotar, desintegrándose.
La curiosidad de los amigos acerca de la causa de la tragedia se mantenía, pues no se explicaban como había caído ese avión en forma tan rápida, pues lo vieron pasar sobre ellos donde se encontraban haciendo trámites. Habían sentido como un choque en el aire, pero no sabían con quién, pues no sintieron a ningún otro avión o helicóptero pasar sobre el lugar.
En las cercanías, el hombre del abrigo negro, mantenía esa expresión demacrada y los ojos muy abiertos, por la impresión de lo que estaba observando. A unos cuarenta metros y entre los árboles de un pequeño bosque, había caído una nave redonda, de color acero brillante, emitiendo un suave y agudo sonido, desde donde se encendían y apagaban luces blancas, rojas y azules. Lograba verla escondido detrás de unos arbustos y había tomado su libreta de apuntes para anotar lo observado y dibujar la imagen de esa nave que no parecía ser justamente terrestre. Su tamaño bordeaba los treinta metros de ancho y sorprendía.
Jaime y Patricio se acercaron a uno de los bomberos que se esforzaba en apagar las llamas, para preguntarle si habían encontrado a algún sobreviviente,

-Lamentablemente no había ninguno, - les dijo, - pues los tres cuerpos encontrados estaban calcinados.
-El impacto con algo fue demasiado violento, pero no sabemos que puede haber sido, pues no hay restos de otro avión. - Les comentó y continuó con su labor.

Pensaban retirarse, cuando vieron a un niño de unos doce años que estaba sentado en un tronco junto a su perro, un labrador, observando con ojos bien abiertos la labor de los bomberos, desde una pequeña loma. Se le acercaron preguntándole si él había visto como cayó el avión.

-Si caballero, explotó en el aire al chocar con un globo brillante que cayó por ese lado. - Les dijo lo anterior mientras señalaba con el dedo índice de su mano derecha hacia una quebrada.
Le dieron las gracias, se miraron Patricio con Jaime, y dirigieron la mirada hacia el sector señalado, donde había un pequeño pero tupido bosque. Se encaminaron hacia él bajando con cuidado, pues no era un lugar con mucha pendiente, pero con árboles y arbustos que dificultaban su acceso. Habían avanzado y bajado unos doscientos metros, cuando comenzaron a sentir un ruido suave pero agudo que les llamó la atención y se miraron sorprendidos. Intentaron saber de donde provenía, y mientras avanzaban se hizo más fuerte. Fue en ese momento al mirar hacia unos árboles que rodeaban una pequeña explanada, cuando vieron ese objeto posado entre varios de ellos, con un brillo metálico, y de pronto comenzó a acelerar el ruido mientras giraban muy rápidamente luces blancas, rojas y azules. De improviso, se elevó en línea recta hacia el cielo a una velocidad impresionante hasta desaparecer.
Patricio y Jaime se quedaron con la boca abierta por lo que acababan de presenciar, pero más se sorprendieron al ver a un hombre enfundado en un abrigo negro quien salió corriendo a ese claro donde estaban, blanco como papel, que solo atinó a decir.

-¡Se fue…! - ¡Se fue…! - decía mientras agitaba sus brazos.

Al verlos, les hacía señas con las manos para que se acercaran hasta donde estaba, mostrándoles una libreta. Luego les grito:

-¡Pensé que me había vuelto loco!, ¿Ustedes la vieron verdad? ¡Esa nave estuvo a punto de caerme encima!

Patricio con Jaime se miraron y no dijeron palabra, y al ver que el tipo era alto, delgado, su cara extremadamente blanca, y su actitud no parecía muy normal, decidieron volver y solo le hicieron una seña de despedida con las manos, pues aún no comprendían si lo presenciado había sido un sueño o una realidad, y el personaje, humano o no.

Guillermo Gaete C. - Alfildama ©
20.08.2010