Bellísima Dagmar, Hecha de junco y capulí. Posees la letal combinación De ángel y hourí. Como una espiga dorada caminas bajo el sol, Y poseen tus caderas la ondulación de un campo de trigo mecido por el viento. No hay mortal que pueda evitar caer rendido Ante semejante belleza voluptuosa y celestial. Ahora entiendo porque los guerreros de Saladino Se inmolaban gustosos, pues al término iban a disfrutar Con mujeres tan hermosas como tú.
Texto agregado el 28-01-2012, y leído por 258 visitantes. (0 votos)