¿Quieres tú saber de mi vida?
Yo sólo sé de mi paso,
De mi peso,
De mi tristeza y de mi zapato.
¿Por qué preguntas quién soy,
Adónde voy?... Porque sabes harto
Lo del Poeta, el duro
Y sensible volumen de ser mi humano,
Que es un cuerpo y vocación,
Sin embargo.
"Escrito a ciegas", de Martín Adán.
Alguna vez un joven aprendiz de poeta,
Siguiendo aquel otro viejo poeta, consagrado y alcohólico,
Por las viejas calles del centro de Lima camino a uno de sus bares favoritos
Una mañana de abril que se pierda en la memoria.
Conteniendo a duras penas la emoción de preguntarle, cual Oráculo de Delfos,
Los secretos de tan grande oficio,
Con humildad y temblor.
El viejo vate, entró a un antiguo bar como un cliente conocido y consentido,
Pidió a las 11 de la mañana una mulita:
Un trago hecho a base de un pisco muy fuerte.
Como decía él, para entonarse y sobrevivir un día más a sus demonios.
El joven aprendiz lo miraba de lejos y finalmente venciendo su temor
Decidió acercarse al poeta y preguntarle por la amante que ambos compartían: la poesía.
Cuando estuvo parado frente a él, dudo un instante en hablarle,
El Viejo poeta le dijo: “Retírate de allí, jovenzuelo
No me dejas ver la mañana,
No te das cuenta que estoy en poesía”
Bastaron esas solas palabras, dichas con furia, con rabia
Para que aquel joven aprendiz entendiera de una buena vez
Qué es ser poeta,
Qué es vivir la poesía,
Qué es estar en poesía
No importa cuanta tristeza, soledad, pobreza, vejez o alcohol
Intenten destruirte
Ese estado inefable e intransferible
De estar en comunicación con los Dioses,
De escuchar su música y sus palabras
Solo la pueden sentir los elegidos por ellos
Y nadie...…nadie más.
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