La razón más grande
o la consecuencia más justa.
El verbo errático
y a veces moribundo,
como los versos prematuros,
que tras el parto
no alcanzan la madurez
y perecen
sin haber sido grito, ni llanto.
Así es esto que me condena
a no olvidarte:
Inevitable y atroz,
como un estallido de melancolía
persistente.
Texto agregado el 27-01-2012, y leído por 142
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