Despertó de su largo letargo, le faltaban dedos de una mano, parte de su cara y tenía un gran hoyo en el muslo derecho...
Pero sus sueños estaban intactos. Cerró los ojos y, en un suspiro, volvió a sumergirse en ellos. Nació para soñar y así habría de morir, cuidando sus sueños.
Texto agregado el 26-01-2012, y leído por 115
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Lectores Opinan
26-01-2012
La escaceès de palabrras te luce de maravillas, pues estas son las precisas, no sobra ni falta ninguna. Buen estilo, interesante. campana
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