Olvido

“Yo dejo casa vacía, para alejarme del dolor.
Dejando atrás todos los secretos, esta vez, me alejo yo”
-Hello Seahorse (Casa Vacía)-


No son los dedos oxidados
los que olvidan las palabras,
ni el corazón saciado de rutina,
ni los ojos que nada miran.

Es algo en el aire invisible que respiras
y en el viento que sopla
sobre la superficie de las cosas.

Es como estar preso en una cárcel
sin paredes, ni muros, ni rejas.
El olvido es una jaula abierta,
es una casa vacía.

No es la tinta seca en el papel amarillo y quebrado,
ni el polvo que se acumula
sobre los portarretratos de las fotografías,
ni el tiempo es el olvido.

Olvido es sólo una palabra para designar lo innombrable.

Es morirse
y seguir caminando
y respirando
y pensando
y dejar que de la memoria de las cosas
se borren los recuerdos.

Es construir un laberinto oscuro dentro del corazón
y dar la vuelta
y no mirar atrás
y decir nunca más.

El olvido penetra la piel y los ojos
como niebla espesa,
y en la nariz se vuelve humo ardiente.

Es un bálsamo que espanta al dolor,
y es sal que se vierte sobre la tierra para matar la esperanza
y es la sangre inútil de mártires y héroes
que se derrama de las alas de un ruiseñor.

Si olvidas, nada aprendiste,
olvidar es perder la batalla y rendirse a la muerte,
es curar las heridas del pasado
y venderse al mejor postor.