Me fui al Club sin tomar el te. En el Gym estaba Adolfito, el hermano de Erika. Es el Trainner y tiene un lomo el guacho!!! Por eso Erika suele andar semidesnuda por el Club y nadie se arriesga a decirle nada por temor al hermanito. Es un cuida y todavía no me explico como me permitió noviar con su hermana.
Se acerca mí y me palpa por todos lados.
—Estás fofo. Se te derritieron los músculos, boludo
—me dice cariñosamente. —Veremos si puedo
hacer algo por vos. ¡A ver! ¡Andá a la máquina de
trote!
En la máquina de al lado estaba un gordito trotando
y le caía el sudor por la frente y jadeaba como perro
en verano.
— ¡Pará un poco, loco! —le digo porque creí que le
iba a dar un ataque. — ¡Descansá un rato!
—Si paro, el trainner es capaz de agarrarme a
patadas. No puedo parar de trotar hasta que él me
diga...
Yo había puesto la máquina en velocidad de
caminata, pero se acercó Adolfito (la puta que lo
parió) y la aceleró bastante.
— ¡Mirá que es mi primer día, Adolfito! —le digo con
acento suplicante.
— ¿A qué viniste entonces, boludo? —me reprende
—Ya sé que debo bajar la pancita —le digo —pero
no me quiero cansar mucho hoy, porque tengo que
salir con una minita, y comprenderás...
— ¡Bién, Edy! ¡Qué alegría me das! ¡Volviste con
Erika!
No me animé a decirle que no. Este chabón es
medio loquito y me puede arruinar la tarde... y la
noche y también la semana, porque cuando se pone
violento...
—Ella todavía no lo sabe. Ahora compraré unas
flores y le pediré que salga conmigo...
—Comprale flores y bombones...que ella no los
come y me los regalará a mí...
—Eso haré, Adolfito. ¿Tú crees que saldrá
conmigo?
— ¡Claro que sí! Siempre te quiso y yo no he dejado
que nadie se le acerque...
— ¡Gracias, hermano!
— ¡Pero esta vez no la abandones, eh!!! Porque
sería capaz de reventarte...
—Te prometo que yo no la dejaré, pero tú la
conoces y por ahí le da la locura y me deja ella. ¿No
te vas a enojar, no?
—Si tú no le das motivo, ella no te dejará, pero si te
planta por tu culpa, te vas a arrepentir...
— ¡Jamás le daré motivos!— le digo
apasionadamente para que me crea. — ¡Mañana,
cuando me paguen una plata que me deben, le
compraré los bombones y las flores!
—Esperá, andá ahora a comprarlas y lleváselas esta
misma noche. Mira que la anda rondando el hijo del
farmacéutico y yo lo mantengo a raya, pero todo
tiene su límite y mi hermana está furiosa conmigo...
—Hoy no puedo porque no tengo plata. Mañana o
pasado...
— ¡Tomá, yo te presto una luca! ¡Andá ahora!
—Pero no sé si podré devolvértela muy pronto...
—¡No importa! Te la regalo, pero hacela feliz a Erika
eh?
Me rajé a la confitería donde compré tres cajas de
bombones surtidos
— ¿Qué vas a hacer con tantos bombones, Edy?
—Regalos para mis seres queridos, Don Agustín...
— ¡Ay, Edy! Si todos fueran como vos...
—Los anota en la cuenta de mi hermana, por favor
—Por supuesto, Edy
Y ahora ¿que carajo hago? Ma sí. Que sea lo que
Dios quiera. Una caja para mi hermanita, otra para
que me perdone doña Sofía y esta se la llevaré a
Erika. Total siempre me gustó. Es linda, tiene un
cuerpo maravilloso y dicen que me quiere. ¿Qué
más puedo pedir? Y si engorda un poquito con los
bombones, no importa, porque ahora tengo cama
grande. ¡Andando!
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