Año 1945, 31 de Diciembre, 00:00hrs. Desde afuera, en la calle se escuchan los aplausos y gritos de alegría junto a la sirena de bomberos indicando que un nuevo año comienza... Un nuevo año que para Eliana, su madre, tres hermanas y cuatro hermanos comienza difícil, con dolor... El padre de familia, su padre, hacía unas horas había sido sepultado después de una larga enfermedad que lo matuvo postrado sin pronunciar palabra. Su madre, Adelaida una mujer de carácter fuerte cuando el momento lo exigía y muy dulce cuando sus hijos lo pedían; Joven, debía ahora hacerse cargo de todo en la casa, de todo. En silencio, cada uno en su cama trataban de conciliar el sueño, lo que se hacía difícil tras el alboroto de afuera que ellos comprendían.
Tres golpes secos en la puerta de entrada a la casa les hizo levantar la cabeza de la almohada... Adelaida se dirige a la puerta y después de arreglar su bata, abre con cuidado... la vecina mujer piadosa y amable junto a uno de sus hijos traía dos asaderas, una con exquisitos y calientitos trozos de carne preparada a la olla, aún vaporeando... la segunda asadera, con papas para acompañar la anterior.
- Vecina, imaginé que desearían servirse algo, me di cuenta que llegaron tarde del cementerio y... bueno, quiero que se sirva junto a sus niños... lamento muchísimo ... el vecino...
Y dejando las asaderas sobre la mesa del comedor se dirije a Adelaida y la abraza con ternura.
- No se preocupe por las asaderas , mañana con calma yo misma las vengo a buscar. Y dirige su mirada a la puerta de la habitación cercana a la sala en donde puede ver a tres de los niños mirando con tristeza...¡Ya! ¡Vamos niños acérquense a su madre que ellas les va a servir calientito! ¡Vamos, vamos!
Y empujando a su hijo hacia afuera se retira cerrando la puerta.
Ya al otro día, Adelaida toma con fuerza las "riendas" de todo...

Eliana, la quinta de los ocho, era traviesa, de tez blanca rosada y labios con una tonalidad casi rojos que en más de una oportunidad le pasaron una mala jugada, como aquella vez cuando pequeña estudiaba y una profesora en el recreo la llamó y enfrente de sus colegas un pañuelo blanco casi con fuerza por los labios de su alumna pasó y al ver que éste permaneció con su blancor dirigiéndose nuevamente a ellos con voz firme e irónica les dijo :"¿Ven? Eliana tiene sus labios rosados así que no anden diciendo lo contrario" y haciéndola volver a su juego del que la había sacado, siguió conversando, conversando.
Eliana desde muy joven comenzó a trabajar en una fábrica de juguetes de peluche, que en esos tiempos era reconocida y enviaban juguetes a diversas ciudades cada día. Los dueños, alemanes muy estrictos pero excelentes jefes, le tenían gran cariño a esta joven que poco a poco supo ganar la confianza de ellos y realizaba trabajos de modo personal para la señora y señorita quienes respondían con cariño a su buena labor.
Era atractiva y esto llamaba la atención de más de un joven que, de una u otra manera comenzaban a rondarla. Hay historia en ello... A Eliana en ese tiempo, le gustaba un joven, Luis, que era mayor que ella, amigo de uno de sus hermanos, el que nunca demostró algún sentimiento hacia ella; Este joven acostumbraba después del trabajo salir a cazar a pasos de su casa... Un día después de entregarle una carta a Eliana, se dirigió al pequeño bosque de eucaliptus, como lo hacía a diario con su escopeta y después de un par de horas al hacercarse a casa, tenía la costumbre de disparar al aire, así su madre sabía que faltaba poco para llegar y ella acercaba la comida al fuego para tener lista la cena que Luis en un dos por tres deleitaba su paladar.
Mientras tanto, ese día Eliana leía la carta que ella muchas veces había soñado recibir de él : "...Sé que nuestra diferencia de edad nos separa, aún así no puedo dejar de sentir esto por tí, esto que siempre he sentido y que hasta hoy no me había atrevido a decir. Voy a hacer un viaje y no quiero hacerlo sin antes decirte, que te amo. Perdón por haber callado tanto tiempo, perdón por no enfrentar mis sentimientos..., Luis".
De pronto, Jorge uno de los hermanos de Eliana y mejor amigo de Luis, entra muy acongojado... entre palabras cortadas...apenas pudo pronunciar... "Luis, Luis ha muerto..."
El joven como de costumbre dio el disparo de aviso a su madre para que ella acercara la cena al fuego, disparo que esta vez el aire no sintió ya que Luis decidido, la escopeta en su cuerpo percutó... el aviso llegó, pero la cena entre llantos y flores se enfrió.

Ha pasado el tiempo, Adelaida falleció a los 75 años de edad con el orgullo de haber sacado adelante a cada uno de sus hijos e hijas; La vida se ha encargado de entregar a Eliana un buen matrimonio de ya casi cincuenta años, tres hijas - y digo tres aunque la mayor a los dos días de nacida falleció, gran dolor hasta el día de hoy - y un varón. El tiempo ha transcurrido y ella guarda el recuerdo con respeto de aquél hombre que en silencio la amó, y sin saber que hacer, con su vida terminó, llevándose un amor que quizás, sólo quizás, mañana uds. habrían leído nuevamente una historia tan real y tan verídica como la que les he escrito y presentado hoy.