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"Este maldito trabajo que nunca se acaba..."
Esas palabras se repetían saliendo de su boca casi todos los días después de su boda. Había visto la pasión del matrimonio apagarse por completo y solo se quedaba con esos viejos recuerdos de cuando eran novios. La rutina y los hijos le habían quitado las sonrisas a esta mujer que a pesar de su corta edad, podría escribir un libro de historias. Todos los días tenía que levantarse y preparar el desayuno, para luego ir a levantar a su marido que muy poco le ayudaba con las tareas de la casa. Cuando el marido estaba servido, le tocaba levantar a los niños para que se fueran para la escuela. Entre el tumulto del desayuno y el estancamiento en la carretera camino a la escuela, a esta mujer se le escuchaba repetir, "este maldito trabajo que nunca se acaba, pero algún día yo tendré el dinero para poder quedarme en casa sin hacer nada".
Luego de dejar los niños en la escuela, tendría que ir a soportar su trabajo. Un jefe incompetente, unas compañeras de trabajo chismosas y un sueldo mas bajo que la credibilidad de un político, hacían que esta mujer contara los minutos, los segundos para salir corriendo de allí. Al salir, no avanzaba mucho cuando se encontraba con el mismo estancamiento vehicular de la mañana. Después de soltar dos o tres improperios en la calle, volvía a decir, "algún día yo tendré el dinero para poder quedarme en casa sin hacer nada".
Llega donde los niños, los sube al vehículo no antes de escuchar las quejas de las maestras sobre sus hijos. Llega a su casa a preparar la comida, a limpiar, a hacer las asignaciones de la escuela con sus hijos. Apenas tiene tiempo para sentarse a ver la novela que tanto le apetece. Desde la cocina, se le escucha repetir, cada vez que se pierde una escena importante de la novela, "este maldito trabajo que nunca se acaba, pero algún día yo tendré el dinero para poder quedarme en casa sin hacer nada".
Llega su marido y le cambia el canal de la novela para sentarse a ver deportes. No hay ayuda para bañar a los críos, ni siquiera para hacerle sentir lo importante que es para esa familia y para la sociedad en general. Llega la hora de acostarse y aunque el cansancio la agobia, tiene que cumplir con su función de mujer y satisfacer a su marido. No importa que ella no quede satisfecha, solo importa el. Y antes de que él se tire para atrás como los conejos, se le escucha balbucear a esta mujer, "algún día yo tendré el dinero para quedarme en la cama sin hacer nada".
Esto era rutina, uno que otro cambio insignificante cada día pero en esencia, su vida era lo mismo todos los días. Hasta que un día, lavando la ropa, escucho a sus hijos pelear dentro de la casa. Suspiro profundamente y volvió a decir, "este maldito trabajo que nunca acaba, algún día tendré el dinero para quedarme en la casa sin hacer nada". Iba a entrar a la casa para separar de la pelea a sus hijos cuando tropezó con la bolsa de ropa sucia, se cayó al suelo, cabeza al cemento, piernas a la tierra y la espina dorsal al filo del cemento y la tierra. Aun con el dolor balbuceaba, "algún día".
La llevaron al hospital, el proceso fue agonizante, la madre faltaba en la casa y la mujer faltaba en el matrimonio. Los médicos diagnosticaron que quedaría cuadripléjica pues se había dañado seriamente la columna vertebral. Ya nada seria lo mismo en la casa, ni siquiera podría repetir por su boca esas palabras que siempre decía, ahora solo tenia en la cabeza, la frase, "tanto joderme para esto".
Tiempo después, el marido no pudo con el empuje de tener una esposa cuadripléjica, así que consiguió otra mujer. Se llevo a vivir a sus hijos con él y apenas iban a visitar a su madre a la clínica donde la ingresaron. El marido sintió lástima por la mujer que dejó su buena vida por él y sus hijos y el último favor que le hizo fue pagarle la asistencia médica de por vida a la mujer. Se había logrado lo que con tanto anhelo había pedido, "ya no tenia que trabajar, ya tenia el dinero suficiente para quedarse en la cama sin hacer nada".
La vida es extraña, a veces reímos, a veces lloramos, pero no importa las vueltas que demos, siempre llegaremos a donde queremos llegar. Ten cuidado con lo que pides, por que siempre tienes lo que pides y para la vida, el fin justifica los medios. |
Texto agregado el 24-01-2012, y leído por 398
visitantes. (12 votos)
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Lectores Opinan |
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16-10-2012 |
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Quisiéramos en veces que la vida no fuera así de cierta, aunque es duro estas cosas así suceden. Te felicito muy bien narrado tu cuento. ***** Salvador_Ferri |
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23-02-2012 |
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Es una reflexión contada con una claridad increíble que amerita ser criticada en sentido positivo, ya que se disfruta. Me encanta este tipo de relatos reflexivos, reales, predecibles. Un gusto leer tu cuento!! inkaswork |
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03-02-2012 |
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Triste... pero muy real en esta sociedad que vivimos hoy en día ( quejándonos de todo y de todos) mis felicitaciones buen texto ***** para vos
besos tambien NILDA yo_nilda |
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27-01-2012 |
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Cuando con el pensamiento nos obseconamos, es seguro que llegamos una realidad, tenemos que tener mucho cuiddo, la obseción es poditiva.
felicitación. ***** rebaguz |
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25-01-2012 |
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Tremendo mensaje, amigo!!! Excelente, aunque bastante drástico. ***** MujerDiosa |
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25-01-2012 |
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Es un buen cuento, correctamente contado, pero en mi opinión la moraleja es terrible, "no desees , pues se puede cumplir" o aún peor "no te quejes que podría ser peor". Es un planteamiento, aunque fictício en el cuento ( eso deseo) muy real en la sociedad actual.
La mecánica vida que llevamos, nos lleva a unos anhelos de felicidad, que se conseguirian con una vida más lenta, en todos los aspectos ( en lo material y en lo espiritual). Saludos, estrellas y gracias por la invitación. lider_de_masas |
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25-01-2012 |
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Un muy buen cuento que lleva a la reflexiòn.***** almalen2005 |
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24-01-2012 |
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Ahora la esposa no hace nada, absolutamente nada. Una excelente reflexión para nuestro eterno descontento. ***** girouette |
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24-01-2012 |
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Es un buen cuento, a veces a cada ser humano se le concede lo que pido, aunque sea de la peor manera. Me acordé de un graffiti cuando leía tu cuento, acá en cali en la pared de una cas de estrato alto se leía "cambio moto vuelta mierda por una silla de ruedas", perdoname pues eso es lo que puedo decir, pues estoy recuperandome de una cirugia: un pterigio que me tiene viendo solo por una vista, abrazos sigue así que vas bien, abrazos y estrellas. NELSONMORE |
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24-01-2012 |
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Gracias por la reflexion, a veces no valorizamos lo que tenemos, no lo disfrutamos. Felicitaciones. esclavo_moderno |
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24-01-2012 |
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Buen cuento, pero con tanta reiteración, imposible no anticipar el final. NeweN |
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24-01-2012 |
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Buenísimo relato, muy atrapante hasta el final. Es cierto, cuidado con lo que uno piensa, pocos saben la fuerza que se genera. Y me alegro de haber sido una mamá y esposa muy distinta a ésta, cuando tuve que serlo! chilichilita |
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24-01-2012 |
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Siempre critiqué esa visión maquiavélica de la vida, ahora la comprendo mejor, aún la critico, pero al menos ya la comprendo. -Carmen- |
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