El amor es eterno
Hubo también en mi vida, otros tipos de amores, algunos ocasionales, de un solo instante, otros de obsesión, platónicos, de exhibición, de gordas, de altas o bajas, amores de barrio humilde y amores de mentira, de aquellos sociales para complacer la presentación que hizo la amiga, Y hubo uno libertino que aunque quedó en el pasado, ha permanecido impregnado en mi recuerdo, uno que por instantes me permite de nuevo oler su perfume y entrar al laberinto pasional de esos momentos vividos con una mujer que en aquellos tiempos era realmente hermosa.
“El amor es eterno, hasta que se acaba”, repetía con insistencia esa novia mía, que fue reina de las fiestas en Piedecuesta. Era realmente bonita, toda una hembra voluptuosa, de esas que hacen estremecer las entrañas y causan nudos en la garganta, de caderas fantásticas, buenas piernas, inmejorable busto, rostro armonioso; más de uno perdió por ella la chaveta. Llegó a mi vida por casualidad, sin proponérmelo, en un momento para ella crítico y la acepté sin sobresaltos,
“Sin compromisos” le dije y ella contestó,
“No te preocupes, hasta que se acabe”.
Creo que duró como tres meses, tiempo este donde predominó la locura, fueron amores lascivos, pornógrafos y lujuriosos saciando nuestros instintos y burlándonos del mundo. Primero nos propusimos conocer todos los moteles, la mayoría de bares y luego nos retábamos para hacerlo en cualquier parte, disfrutábamos nuestra juventud y nos volvimos cada vez más atrevidos, no quedó nada por probar, lo que no habían inventado creo que nosotros lo improvisamos, Experimentamos cópulas majestuosas que recuerdo con exquisito placer, lo hicimos en el carro, más tarde en el parqueadero, en la cocina de un restaurante, en la alcoba de una casa donde asistíamos a una fiesta, en su casa a escondidas y en algunos ocasiones lo hicimos en cualquier parte cuando de trago nos pasábamos, vivimos momentos exóticos donde solo primó el instinto, todo era carnal, lascivo y lujurioso y cuando por fin nos cansamos, cuando estuvimos exhaustos, nos dijimos adiós, sin dolor y sin llanto, sin despedidas largas, sin darnos siquiera la mano, ella sencillamente dijo “El amor hasta hoy duró, entonces mi amor, esto se acabó”
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