Ya no puedo acortar la distancia, pero si puedo inventar un mañana incierto, y escribir palabras con tu nombre.
No puedo retener tus caricias que se esfuman, pero puedo escribir relatos inventándolas en ellos.
Ya no puedo escuchar tu voz, pero puedo escribir deliberadamente una y otra vez que mi ser te extraña, y gritar con toda la fuerza, tal vez asi puedas escucharme llamándote.
Ya no puedo detener el tiempo, precipitadamente lo veo pasar etéreo por delante mio llevándose con él todo mi amor, la ilusión y el frágil reflejo que quedó de tu mirada en el aire.
La tarde se extingue en el horizonte eterno, se lleva con su penumbra el alma de ambos, las sonrisas que se habían pegado en las paredes de mi habitación.
La brisa que sopla silenciosa afuera se lleva mis caricias que solo buscan encontrar tu pelo, tu piel, poder tocar y sentir el calor de tu boca nombrándome.
Las horas no dejan de girar, llevándose en cada tic tac un poco del último suspiro de mi corazón ahogado en llanto.
NO existe la paz, la luz, el aroma, la belleza, el placer, la calidez, el presente, sin tu voz nombrándome en cada mañana, en cada puesta de sol, en la simplicidad de todos los días.
Ya no puedo acortar la distancia, retener tus caricias, o escuchar tu voz, pero si puedo inventar un mañana glorioso, y volver a escribir palabras con tu nombre.
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