El concepto de Fisolofía es personal. Una manera fácil y directa de estudiar el efecto del materialismo y la espiritualidad.

Después de 49 años de vida, de ver y de tratar de creer en muchas cosas que he sentido y protagonizado, he llegado a este estudio, a esta visión de lo que somos para los demás y lo que es en verdad nuestro Yó, independientemente del resto de la humanidad.

Antes de nada, debemos entender dos cosas: el cuerpo humano es solo una máquina y nuestro Yó es el piloto que maneja dicha máquina.

Esta fisolofía se basa en la separación del cuerpo humano como tal, o sea lo físico, y del Yó como ente supremo, lo espitual.

El cuerpo humano no actua por si mismo, es lo que hace que fisicamente nuestro Yó se maneje por este mundo material llamado tierra.

El cuerpo humano se mueve a voluntad del Yó, sin éste último el cuerpo humano no es nada.

Los sentimientos no son del cuerpo humano sino del Yó que es lo que somos en verdad.

Por eso, es muy importante cultivar y dar privilegios al Yó, porque es el que tiene el poder de lo que somos en verdad.

El amor, la alegria, el llorar, los celos, las pasiones, el odio, la envidia, la codicia, la lujuria, la astucia, el engaño, la apetencia, la osadia, el orgullo, la soberbia, etc, no pertenecen al cuerpo humano, son manejadas por el Yó.

El cuerpo humano es solo la caja de carne y huesos en donde está encerrado nuestro Yó.

Cuando morimos, o sea, cuando nuestro Yó decide dejar de estar embutido en ese cuerpo humano, el mismo se desintegra porque quién lo gobernaba ya no lo necesitará más.

Morir no es dejar de vivir, es simplemente salir de una cárcel terrenal para volver al estado que nos corresponde, donde somos inmensamente ricos en poder personal.

El efecto corporal del dolor está basado en el sufrimiento del Yó y transmitido por impulsos eléctricos enviados por el cerebro a la zona afectada.

Toda enfermedad es debida a una debilidad de nuestro Yó.

Nuestro Yó es lo que está en verdad mal, dicho mal se representa fisicamente como una dolencia en nuestro cuerpo, porque estamos conectados místicamente a él.

El corazón es un órgano perfecto de bombeo que hace que ese cuerpo humano esté vivo mientras nuestro Yó lo necesite.

El corazón no siente, ni padece, ni se enamora, eso lo hace nuestro Yó.

Cuando llega la hora de que el Yó ya no lo necesita, el corazón para y la vida corporal con él. En ese momento el cuerpo sabe que ya no es necesario y comienza a desaparecer.

Un psiquiatra ó psicólogo no arreglará tu mente, sino tu Yó personal que es lo que en verdad está mal.

Un neurólogo reparará fisicamente tu cerebro, para que pueda volver a enviar impulsos eléctricos ó pueda recordar, pero nada más.

Decir que un cerebro está dañado es correcto, pero no porque deje de pensar, sino porque no puede enviar impulsos eléctricos a las zonas del cuerpo.

El cerebro no piensa, nuestro Yó es aquello que piensa, el cerebro es solamente un almacén de datos que nos sirven como recuerdos que necesitamos mientras estamos en la tierra.

Una vez dejamos nuestro cuerpo, los datos del cerebro son destruidos materialmente, pero antes de ello, dichos datos se incorporan a un archivo de consciencia universal para ser llamados cuando los necesitemos en nuestra siguiente existencia, cuando sea ésta, pues esos datos no se destruyen nunca.

¿ Alguna vez te ha parecido que has estado en un lugar que nunca visitaste antes ?.
¿ Alguna vez te ha parecido ver a alguien conocido que supuestamente nunca antes habias visto ?

Pregúntate por que ... porque está grabado en esa consciencia universal y en otra vida lo has visitado ó has tenido que ver algo con ese alguien, aunque ahora en tu nueva vida, eso sea un tema virgen ...

Entrenar tu cuerpo con gimnasia, es elevar tu Yó a una potencia mayor de movimiento, a un estado más comfortable, pues la máquina funcionará mejor para ese piloto, o sea, tú.

Estos son algunos puntos que he querido matizar sobre la Fisolofía, una ciencia muy personal, pero que como se ve puede dar respuestas a muchas preguntas ...

Escrito por Carlos Them

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